miércoles, 21 de mayo de 2014

Una espera diferente.

A pesar de ser un viaje que solía hacer con bastante frecuencia, ése día la espera en la estación de Atocha era distinta.

La exagerada puntualidad que me caracterizaba, hizo, una vez más que saliera con prontitud de mi casa, para que me diese tiempo a desayunar tranquilamente y luego coger el ave destino a Zaragoza.
Ése viaje iba a marcar un antes y un después en mi vida.


Llevaba un par de meses saliendo con un chico y estábamos en ese momento de la relación en la que la amistad se tiñe de respeto, de amor incontrolable y de planes, muchos planes...


Mientras que estaba sentada en un banco, esperando a que mi tren fuese anunciado por megafonía; observaba a las personas que a mi alrededor había, como jamás antes lo había hecho, con alegría y optimismo.

A saber de las historias dispares que se ocultaban detrás de todos los que allí estábamos; sin embargo, mi estado de felicidad hacía que fuese capaz de imaginar lo que poca gente imaginaría.


Quizás por ese motivo, me decidí a coger un par de folios y dar comienzo a un relato que tenía que presentar para la revista que dirigía.


Era curioso observar a aquella chica sentada, esperando... al que podría ser el amor de su vida, mientras que yo intentaba escribir un relato —lleno de sentimientos— como siempre lo hacía, pero con la incomodidad de escuchar por megafonía constantemente como anunciaban las diferentes salidas del Ave.

De repente, levanté la vista del folio y justo en aquél momento llegada él, un poco triste. Tal vez porque sabía que había hecho esperar a esa niña de mirada penetrante. Sosegada a veces como el agua de una balsa, y otras... agitada, inquieta, como las olas de un mar poderoso, rompiendo con sus olas todo lo que se encontraba a su paso.

Pude percibir como discutían, y eso me dolía. A simple vista parecían la pareja perfecta: jóvenes, apuestos y casi con los mismos objetivos en la vida.

Al rato se besaron dejando atrás toda esa sensación gélida que anidó en mi corazón mientras les observaba.

Se dirigieron a una cafetería. Mientras estaban desayunando, las miradas cómplices decían más de su relación, que la mejor declaración de amor; y es que se amaban, tímidamente, pero se amaban.


Les perdí de vista cuando entraron a facturar sus equipajes.

Ya no sé como terminaría esa historia o quizás si comenzaría una relación sólida e indestructible.

¡A saber que pasaría entre ellos! Por más empeño que ponga, nunca lo sabré...


Solo sé, que ahora me encuentro sentada en un asiento, rumbo a una ciudad que me tiene enamorada; llena de ilusión, con miedo, pero ilusionada.

A mi lado, esta él, aquél chico que entró en mi vida hace un par de meses; sentado, escuchando música y respetando mi vida de escritora...

Una espera diferente la de aquél día, porque es la espera, que llevaba esperando toda la vida.


Esa sensación de paz, de amor y de solidaridad.


—¿Qué será de esa pareja?

—¿Se amarán?

—¿Lucharán por su felicidad?

No lo sé, pero si puedo escribir lo que deseo que sea: el comienzo de una verdadera historia de amor.



viernes, 2 de mayo de 2014

¿San Valentín o Sant Jordi?





Perdida en mis recuerdos,
llena de vida, de amor y de sentimientos.
Me doy cuenta que hoy estoy escribiendo,
como antes nunca lo había hecho,
con el corazón lleno de fuego.

Hace ya unos meses,
sentía que navegaba a la derivada,
perdida, desorientada y sin ganas.

En San Valentín, día del amor;
mi corazón se teñía de recuerdos,
de miedos, de fantasmas y sobre todo, de dolor.

Hoy acercándose el día de Sant Jordi,
de nuevo, mi corazón, vuelve a latir
con ímpetu y con ganas de vivir.

El amor apareció de nuevo en mi vida,
poco a poco y sin prisas...
Ahora está germinando en mi interior,
llenándome de nuevo de sensaciones,
que estaban soterradas en un corazón
con miedo a creer en el amor.

Como escritora soy feliz,
el día de Sant Jordi por fin llegó.
Y como mujer, ¡ay!, como mujer...
Vivo cada día enamorada,
como no lo estuve
aquél día, en San Valentín.



viernes, 11 de abril de 2014

Reseña de Escorts. Una semana en París, por Carmen Andújar.


El trabajo, la revista, mi vida sentimental me dejan cada vez menos tiempo para Facebook, pero cuando regreso siempre lo hago con buenas noticias, o eso creo.
Me ha llegado una reseña de Carmen Andujar, cortita pero intensa como es la novela de Escorts. Una semana en París.

Espero que os guste:



Hola Eva: Me he leído tu novela y me ha resultado muy amena y con una gran carga reflexiva, para una sociedad que juzga a las personas sin conocerlas ni saber las circunstancias que le han llevado ha llegar a esa situación. Me han gustado mucho las escenas eróticas, son muy descriptivas y explicadas con un lenguaje muy ágil.

Aquí te envió una foto mía con tu novela, si quieres la puedes colgar en Facebook.


Un abrazo

Carmen Andújar


sábado, 8 de marzo de 2014

Reseña de Escorts. Una semana en Paris, por Ferran Garrido.


Lo más bonito de escribir una novela, a parte de dar a luz a tus sentimientos en papel, es recibir reseñas. Hace ya un tiempo que la novela dejó de ser mía, para ser vuestra, de todas y cada una de las personas que quieran leer la historia de Giselle Bayma.

Hace ya un tiempo —por avatares de la vida—, Ferran Garrido: Redactor en los servicios informativos de Televisión Española en Valencia y servidora nos pusimos en contacto, por un amigo en común. Decidió comprar un ejemplar de mi novela. Ese gesto ya me hizo feliz, pero todavía me hace mucho más feliz el poder compartir con vosotros su reseña. ¡Espero que os guste!

Como espero que también os guste el poemario que ha publicado con ediciones Carena, del que espero se vendan muchos ejemplares. Desde esta ventana al público, donde una vez más me asomo para transmitiros un mensaje, os invito a que leáis el poemario: La ausencia habitada.

Podéis haceros con un ejemplar a través de la editorial, poniéndoos en contacto con él, y como no...a través de esta revista en la imagen que voy a adjuntar aquí debajo, pinchando el link, os conducirá al portal de Amazon para haceros con un ejemplar bien en papel o en ebook.


Reseña de Ferran Garrido.




Llegó a mis manos con una dedicatoria. Era un deseo de la autora para que, como escritor, me sintiera identificado con sus sentimientos como autora de la obra. Creo que lo consiguió. Escorts es una obra muy especial. Detrás de una prosa de lectura fluida, muy amena, el lector encuentra el transfondo social que oculta una novela muy sensual, que también nos habla... sobre todo nos habla de personas. Es una obra cuajada de valores que se reflejan en palabras como elección, libertad, opción, solidaridad y, sobre todo, dignidad.


Su argumento no es fácil. Por dos motivos. El camino sencillo del morbo, que sería la peor opción, y el rechazo social que pueden provocar las circunstancias de la protagonista, y que puede aparecer cargadito de prejuicios. Por eso es especialmente atractiva la novela. Por su sinceridad, su sencillez y su naturalidad. Sin tópicos.



Sin pronunciar su nombre.



Qué difícil es afrontar la vida desde aquí arriba, desde mi cielo.


Veo a todos los que formaban parte de mi entorno, sufrir, ahora que no estoy con ellos y sin embargo me planteo el porqué cuando estaba con ellos, me sentía ignorada por todos y cada uno de ellos.


Mi padre no cesa de llorar, cuando antes ni tan siquiera en mis peores momentos estuvo a mi lado, apoyándome.


Mi madre es la única que realmente esta sufriendo con mi partida, sigue sin entender mi marcha, no la asume y lo entiendo. Porque desde aquí —desde mi cielo—, tampoco puedo asumir la distancia. Pero sé que a pesar de saber que está sufriendo, sé que luchará y con seguirá ver el Sol, entre otros motivos porque mi hijo Marc esta a su lado: parte de mí está con cada uno de ellos.


Sin embargo ése que me prometió amor a diario, que se llenaba la boca con palabras vanas de amor...ése que decía que le seria imposible rehacer su vida, cuando yo no estuviera a su lado. Ése, ahora está follándose a mi mejor amiga. —La que siempre me dijo en vida que le ayudaría a no decaer—. ¡La muy ladina!, nunca pensé que le ayudaría a olvidarme, metiéndose en mi cama y apropiándose de todas mis pertenencias, hasta de las joyas que heredé de mi abuela Ena.


Suerte a que el día que me dijeron cuál era mi destino, mi fatídico final; dejé la custodia y tutela de por vida a mi madre. De lo contrario ahora estaría retorciéndome de dolor viendo como hijo Marc llama "mamá" a otra.


Es complicado asimilar desde aquí arriba como todos los tuyos te van olvidando, haciendo su vida, sin apenas pronunciar mi nombre.


Mi hijo ya tiene siete años, pronto hará la comunión. Me siento feliz al ver con mis propios ojos, aunque en ocasiones las nubes se interpongan, ver como poco a poco se está convirtiendo en un hombrecito.

Se me parte el alma cada vez que le veo —cada noche arrodillado—, para rezar como yo le enseñé y en su última oración pedir a Dios que me proteja y me cuide allá donde esté. ¡No es para sentirse orgullosa!

Lo que él nunca sabrá es que yo deseo con todo mi corazón, que su deseo sea concedido para él. Porque aquí, donde ahora estoy, ninguna desgracia me puede pasar, salvo que a mi hijo se le olvide mi nombre.


Y es que mi mayor dolor no es estar lejos de los míos, sino que algún día, ninguno me recuerde como a día de hoy y para siempre les recordaré.  

El maldito cáncer apareció en mi vida, de puntillas y sin avisar; arrebatándome la vida, sin poderme despedir y teniéndome que irme sin poder pronunciar su nombre —el nombre de mi hijo—, de Marc.



Eva Mª Maisanava Trobo