Buenas
tardes a todos, y en especial a esa persona, que ayer, me confirmó que me “seguía”.
Espero no decepcionarte. Permíteme que siga “seduciéndote con mis letras”, para
que no sientas la necesidad de dejar de hacerlo, gracias de todo corazón por
hacerlo. La próxima vez cuando me leas, si no te importa, te invito desde ya a
que dejes cualquier comentario. Me consta que cuando tú realizas “tu trabajo”, te
gusta saber si el resultado es positivo o negativo, pues bien, a mí también me
gustaría saberlo. No hace falta que pongas tu nombre, no es necesario. A estas
alturas conozco tu lenguaje y el idioma de tu mirada.
Al
margen de este saludo “especial”, también aprovecho para daros las gracias a
todos, de verdad, de corazón. No sabéis lo feliz que me hace saber que me leéis.
En ocasiones genera morbo el no saber quién te esta leyendo o “siguiendo”, porque si lo sabes, hace que
todavía tengas que esforzarte más para no decepcionar a esas personas que de
alguna manera u otra, la vida, hace que tengas que ver y por lo tanto sostener
su “mirada”, que, en ocasiones, es complicado hacerlo, porque no sabes si te van
a juzgar o van a entender que lo que escribes es solo literatura y nada más.
Hace
ya un tiempo, publiqué, unos cuantos capítulos de la que será mi nueva novela, de nuevo os dejo la sinopsis.
“No
me leas, siénteme”. es una historia de dos mujeres que comparten la misma
ilusión.
Dulcinea
es hija de un marqués. Toda su vida ha luchado con gran valentía para demostrar
a todos que es digna de ser la heredera del marquesado. Pero le costará
demasiado conseguirlo; en una época en que la mujer era solamente educada para
ser buena esposa y mejor madre. Pero luchará contra todos por demostrar que si
puede hacerlo.
Ena
es una mujer inquieta, que agobiada por su monótona vida y cansada de su
marido. Decide cambiar de vida, de trabajo, de ciudad, dejando todo lo que
tenía de lado para irse a trabajar a una residencia de mayores. Y allí
aprenderá la mejor lección de su vida.
El
destino las unirá y ambas, aunque de una manera distinta harán su sueño
realidad.
Entonces, no llegué a publicar estos capítulos que tenía escritos, y me apetece que los
leáis, eso sí.. una vez publicado estos últimos, ya no conoceréis nada más de
la vida de Dulcinea ni de la de Ena, hasta que termine de escribirla.
Esta
siendo uno de los retos más complicados a los que como escritora me he enfrentado,
porque aúna mis dos pasiones la “literatura” y “la historia”. Al estar basada la
mitad de ella, en una España muy distinta a la de ahora, donde el léxico, la
cultura, la educación, todo… era muy distinto a como lo es ahora. No me queda
otra, que leer —como siempre lo hago—, documentarme, visitar palacios, museos,
exposiciones, para lograr introducirme de la manera más fiel posible en la piel
de Dulcinea, la marquesa de Sagasta, intentando, como ya lo hice con Giselle.
Hacer de su vida, mi vida, de su manera de hablar, la mía, se su manera de
sentir, la mía y como no, de su manera de entregarse y amar, la mía.
Por
suerte o desgracia, como con todo lo que hago en la vida, ambiciono cuando
menos “rozar la excelencia”, y por lo que no me queda otra, que, a partir de
ahora dejar de ser “yo”, para ser ellas. Que sean ellas, Dulcinea y Ena, las que,
a partir de ahora, “hagan de mi vida”, la suya.
Hasta
ahora habíais conocido parte de la vida de Dulcinea, pero no sabías nada de la
de Ena. Hoy, podréis conocer la personalidad de Ena. Esa mujer, que, desde ya, será la mujer más especial que hayáis conocido nunca, sincera y capaz de mostraros
el cielo y el infierno.
Espero
que os guste, no dudéis en dejarme comentarios, que, aunque no sean “positivos”,
siempre sirven como acicate para mejorar.
Con cariño, Eva.
12/11/2024