jueves, 14 de marzo de 2013

¿Cuando aprenderás, caballero?

De nuevo el fuego interior se apoderaba de mí, después de varios días de calma, pensé que la aprendiz de loba, había calmado su sed, y me había dejado ser esa mujer serena y calmada, que todo el mundo de puertas para fuera solía conocer. 

¡Pero, no! Tuvo que hacer su presencia, cuanto más lejos sentía su ausencia, apareció sin pedir permiso, se adentró en mi interior e hizo que sacara de nuevo, a esa mujer que necesita pasión, como quien necesita respirar. 

El miedo, de no saber si era una enfermedad, incontrolable, las ganas de sentir una piel nueva, un aliento nuevo, unos labios nuevos y unos besos diferentes, me estaban haciendo pensar, que realmente, en la consulta de los Psiquiatras, había pacientes por menos motivos.  

¿Y si realmente fuese Ninfómana?, aunque este término, quizás esté usado frívolamente por los hombres; cuando una "mujer", les hace la competencia, en estos lares, que solo consideran propios de ellos. 

Pero... ¿Cuándo aprenderás, caballero?, que he jugado, juego y jugaré a ser inofensiva, para cuando estés confiado, sacar las garras, rasgarte la ropa, desposarte de tu careta de lobo, que ante la sociedad tienes que llevar para aparentar... 

Si, te ha tocado a ti. ¡No!, no mires para otro lado, no gires la cabeza, es absurdo, hagas lo que hagas, por más que luches, no tendrás escapatoria, serás mío. 

Así que déjame que te seduzca, déjame entrar en tus sueños, en tus fantasías y anhelos, para conseguir noche tras noche, día tras día, que esos anhelos, sean a partir de esta noche, verdaderos recuerdos. 

-        ¡Schhhh, calla!, valió la pena, leer este texto. Te hice olvidar por un instante, todos tus miedos, para transformarlos, en bellos y gratos recuerdos...

-        ¿Cuándo aprenderás, Caballero?, que soy la dueña y señora de tus sueños... 

 

Escrito por
Eva Mª Maisanava Trobo

domingo, 10 de marzo de 2013

Desde mi cielo...


Siempre nos dijeron que para todo, teníamos que estar preparados; pero es difícil estar preparado para cuando esa mujer fría, sigilosa y sin alma; te quiere arrebatar la tuya, y dejarte sin alas. Para ese instante, no se está preparado.
 
Es cuando sientes esa sensación gélida, esa famosa luz brillante; cuando valoras lo que tuviste, y por orgullo, no valoraste.
 
Cuando me llegó la hora, y tuve que marchar, no era la sensación de miedo lo que se apoderaba de mí, sino saber lo que sufriría, mi gente, al tener que partir.
 
¡¡Y no sufre más el que se queda, sino el que se va!!
 
Desde mi cielo, libre y con alas para poder volar,
me siento prisionera, de manos atadas, al verte llorar.
 
Y ahora lloras porque no me tienes.
Pero... Cuando me tenías, ni tan siquiera, me sentías...
 
Duele escuchar, ahora, de tus labios un "te quiero", al que no puedo contestar.
Solo puedo estar en tus sueños, y no siempre me permites, estar.
Si ese, "te quiero", lo hubiera escuchado tiempo atrás;
hoy sabrías lo importante que es "hablar" y no "callar".
 
Porque hoy estás en este mundo, y mañana... ¡Mañana, Dios, dirá!
 
Escrito por:
Eva Mª Maisanava Trobo

sábado, 9 de marzo de 2013

Una sensación, distinta...

Esta mañana al salir de casa, estaba distante, frío y hasta podría decir que esquivo. Es cierto que desde que nació la niña, tal vez nuestra relación se haya distanciado. Algo me dice, que le está rondando por la cabeza la idea de serme infiel; pero lo que no te puedes ni imaginar es con quien lo vas a ser. 

Ayer, aunque sea un tanto estudiado por mi parte, te hice llegar por un mensajero un sobre, con el siguiente mensaje:  
 
Te espero en el local que hay al lado de tu despacho, no tardes, tengo ganas de ti.
 
Firmado
Tu gatita en celo
 
Sé que nunca te habrías imaginado que esa gatita, sería la que hace unos meses se desgarró para dar la vida a tu hija, y que esta noche, va a desgarrar tu ropa, como tiempo atrás lo solía hacer.
 
Te pregunté si volverías a casa a cenar, me dijiste, que estabas muy liado y que seguramente regresarías tarde. No voy a negar, que esa respuesta me hizo pensar y es por eso, que lo de esta noche, no lo podrás olvidar...
 
Se acercaba la hora, me arreglé como sabía que te gustaba, lencería negra, medias con ligero, falda de tubo, blusa blanca, collar de perlas, zapatos de tacón y un toque de ese perfume que me regalaste para el día de la madre. 
 
¡Estaba nerviosa, sí! Una sensación, distinta, se estaba apoderando de mí, sentía como si esa niña que creció entre tus brazos, para convertirse en una mujer; ahora estaba completamente asustada y sin saber que hacer.
 
Cuando abriste la puerta del local, y al verme, te quedaste pálido, confundido, extrañado por creer que sería otra mujer, y es que lo soy, amor; soy esa mujer que aun con el paso de los años, nunca jamás, te dejará de querer.
 
Así que por favor, sígueme el juego, déjame que una vez más te demuestre, porque hace tiempo nos convertimos, en lo que hoy somos, marido y mujer...
 
Escrito por:
Rubizul