Me abracé a él,
comencé a llorar,
a vaciarme por dentro,
a expulsar toda la rabia que me consumía
y que me quemaba por dentro.
Dejé de luchar,
me dejé llevar,
me dejé querer,
me arrulló entre sus brazos
y me sanó con sus besos.
Y ya no era yo,
sino éramos...
"Dos amigos enamorados del amor
y cómplices de aquél momento"
Eva
04/06/2019
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