viernes, 28 de marzo de 2025

Reflexiones de una rubia atípica.

 


Viernes, 28 de marzo. Hace sol, me encantan estos días. Ves las cosas con más ilusión, con más ganas que cuando llueve y está todo gris. 


Hoy he dormido bien. Desde hace un tiempo me costaba conciliar el sueño; supongo que cuando llevas tiempo callando algo, duele. Pero una vez que expresas lo que sientes, te liberas. La verdad es que hoy me he levantado filosófica y no sé por qué. Os aseguro que he desayunado lo mismo de siempre. Tal vez sea que soy una rubia atípica y, en ocasiones, “sobrepienso” las cosas antes de hablar o actuar, aunque creo que todos deberían ser en cierta medida así.

—¿Se puede querer a más de una persona?—

Pregunta compleja para aquellas personas que no tienen la mentalidad abierta o que tienen la piel fina.

Esta es mi teoría, aunque no pretendo haceros cambiar de opinión, ni que a estas alturas de vuestra vida os replanteéis si lo que sentís es lo más acertado.

Seguramente este planteamiento os asuste, pero quiero que os hagáis estas preguntas que voy a formular:

Partiendo de la base de que vuestros padres se llevan bien y no tengan una relación tóxica: ¿A cuál de los dos queréis más? No podéis escoger a los dos, solamente a uno. Complicado, ¿verdad?

—Sigamos entonces—

No sé si seréis padres o no, pero si lo sois y tenéis más de un hijo, ¿a cuál queréis más? ¿Por cuál daríais la vida? Cuesta responder, ¿verdad?

—Sigamos entonces—

Si tenéis hermanos o sobrinos, solo podéis elegir a uno. A uno que queráis. No pueden ser más, solo uno. Complejo escoger, ¿no es así?

          Entonces, ¿por qué solemos tener la tendencia a amar únicamente a una persona, a tener solo una pareja?

Se quiere a ambos padres —otra cosa es que te lleves mejor con uno que con otro—, pero quererlos, los quieres a los dos.

Si tienes hijos, es imposible no dar la vida por todos, porque se les quiere por igual.

Y aunque tengáis muchos hermanos o sobrinos, aun teniendo algún favorito, los queréis a todos.

 

Lo que la mayoría de las personas cree que es amor, quizás no lo sea exactamente. Es haber decidido ser monógamo, que es una elección.

El amor o el deseo son irracionales, no son decisiones. Simplemente suceden, sin más. Es imposible frenarlos. Si no lo creéis, haced esta reflexión: ¿Podríais parar un AVE con la mano? ¿Podríais poner puertas al campo? ¡No, verdad!

Es algo irracional. Aunque tengas pareja y estés enamorado, puedes sentirte atraído por otra persona. Solo que no todo el mundo es leal a lo que siente, y lo esconde. Pero ocultar algo, con el tiempo daña, se somatiza.

Todos tenemos “calentones”, todos podemos sentirnos atraídos por alguien e incluso llegar a quererle. Otra cosa es admitirlo o no.

Pero ahora entenderéis, o eso espero, que lo que consideráis “amor” muchas veces no es más que “monogamia” o en determinados momentos, “fidelidad”.

Porque a nadie lo trajo una cigüeñita. Descendemos de una rama evolutiva de primates, y como tales tenemos instintos que racionalmente, debido a nuestra evolución como seres humanos, intentamos controlar.

Pero el deseo y el amor siguen siendo irracionales.

 

Bueno, voy a finalizar ya, voy a comer, que vais a pensar que por ser viernes estoy mal, y os aseguro que no es así. ¡Feliz fin de semana!


 

Eva Mª Maisanava Trobo

2 comentarios:

Hollman Barrero El Sembrador dijo...

Bueno Evita... Esto es una disertación larga y aparentemente de no terminar.
Te doy mi concepto: No podemos confundir atracción con amor. Y de hecho el amor no es uno sólo.
Está el amor Eros que es el amor de pareja.
El amor filium que es el amor fraternal o de familia. El amor Ágape que es el amor a Dios.
Está el amor como concepto de amistad.
El amor hacia sí mismo. No como se pudiera pensar como forma de narcisismo. Sino hacia sí mismo de una manera sana y en su debida proporción y prioridad. Y por último el amor hacia nuestro oficio o profesión. Por ahora digo eso porque me he extendido.

Eva María Maisanava Trobo dijo...

Gracias, Hollman, por tu comentario tan enriquecedor y por tomarte el tiempo de desglosar las distintas formas del amor con tanta claridad. Me ha encantado ese repaso desde Eros hasta el amor por la profesión —que, en mi caso, es más una necesidad vital que un oficio, como bien sabemos quienes escribimos desde el alma.

Coincido contigo: el amor no es uno solo, y confundir atracción con amor es un error tan común como humano. Precisamente por eso, me gusta lanzar estas preguntas abiertas, que más que ofrecer respuestas, pretenden invitar a la reflexión, al matiz, a esa incomodidad dulce que nace cuando nos damos cuenta de que las certezas absolutas, en cuestiones del corazón, no suelen tener buena prensa.

Y sí, esto da para una disertación infinita... pero como buen sembrador, tú ya dejaste tu semilla. Veremos qué brota de aquí. 😉

Un abrazo grande,
Eva

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