Pozuelo de Alarcón 02/05/2025
No
sé quién es. Ni si compró la novela cuando salió o si la descubrió hace poco en
el blog. Lo que sí sé es que el 23 de abril, día de Sant Jordi, recibí un
correo anónimo con esta reseña.
Me
sorprendió, me emocionó, y me hizo recordar por qué escribí la vida de Giselle
Bayma (Escorts, una semana en París). Porque a veces una historia que
parecía dormida sigue latiendo en alguien sin que tú lo sepas. Y eso es lo más
emocionante de ser escritora, que te llegan noticias cuando ya no las esperabas.
La
comparto con vosotros porque, aunque no tenga nombre, es de las más bonitas que
he podido recibir. Y eso es más que suficiente.
A
quien la escribió —si es que estás leyendo esto—: no sé si llegaste a comprar
el libro o si lo leíste online, pero sea como fuere, tu gesto me ha hecho muy
feliz. ¡Gracias por recordarme que Giselle sigue viva!
Recibida
por correo electrónico — 23 de abril.
Escorts no es solo una novela sobre el mundo de las acompañantes de lujo. Es una confesión a corazón abierto, disfrazada de ficción. Una historia donde la protagonista, Giselle, se muestra sin máscaras: valiente, ambigua, seductora y rota.
Giselle
no busca lástima ni redención. Busca comprenderse, y que alguien la comprenda.
Y en ese intento, arrastra al lector con una fuerza casi magnética. Porque
detrás de cada lujo, de cada encuentro, de cada sombra, hay una mujer que lucha
entre lo que desea y lo que necesita, entre lo que siente y lo que le permiten
sentir.
París
es el escenario, pero el viaje es hacia su interior, hacia conocerse a sí misma.
La prosa, directa y emocional, no se detiene en lo decorativo. Va al hueso. A
veces duele. A veces excita. A veces conmueve. Pero nunca deja indiferente.
Giselle
es inolvidable porque no es perfecta. Porque arde. Porque calla más de lo que
dice. Porque podría ser cualquiera mujer si la vida hubiera dado dos giros más.
Una
semana en París… y una vida entera latiendo en cada página.
—Anónimo—
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