miércoles, 7 de mayo de 2025

Dos luchadoras y un mismo objetivo: el ayudar.

  

Introducción:

Hay momentos en los que el cuerpo se impone y todo se detiene.

Hoy, a las puertas de una operación más, me siento a escribir no porque sea fácil, sino porque es lo único que me mantiene en pie. Lo hago pensando en mi Tata, que también libra su propia batalla. Lo hago pensando en ese libro que algún día escribiré para contar su historia, para ayudar a otros. Lo hago por todos los que estáis ahí, acompañándome en silencio.

Este texto es una pausa antes del cambio. Un recordatorio del por qué, incluso en medio del dolor, sigo escribiendo.


 

Pozuelo de Alarcón. Miércoles 07/05/2025.

         

          Qué complicado resulta centrarse cuando estoy a punto de entrar en el quirófano. Quiero escribir, plasmar con letras un relato y sin embargo, todas las ideas en lugar de salir de corrido se agolpan, se hacen un nudo que me cuesta deshacer.

          Ella, mi musa, no es capaz de entender por lo que voy a pasar; siempre está creativa, con ganas de que yo escriba, pero no se da cuenta de que  no puede ser, y que aunque desee que yo plasme lo que ella me dicta, no siempre es posible.

          Lleva bastante tiempo sin alimentarse del brillo de esa mirada que hace que yo escriba y sin embargo, todavía, el recuerdo —que mantiene latente— me  obliga como últimamente lo hace a tener que dejarme caer sobre la silla, encender el ordenador, no pensar, para que ella que habita en mí desde niña: escriba.

          —¿Y si en verdad lo está haciendo para que olvide? ¿Para qué no piense? ¿Y si en lugar de ser mi musa, es mi otro yo el que me está ayudando a llegar con fuerza a la operación?—

          Son tantas las preguntas que se formulan en mi mente a la velocidad de la luz —como siempre lo hacen mis pensamientos— que tratar de responder a cada una de ellas, es cuanto menos una ardua tarea.

          Con esta, va a ser la quinta vez que voy a entrar a un quirófano. Y aunque no dejo de pensar en que la recuperación será más compleja y que me tendré que reinventar, aceptar a la nueva Eva, vale la pena por todos los proyectos que tengo por delante.

          No sé si es porque sé que me leéis y de algún modo nos necesitamos, no sé si es porque tengo ganas de volver a ver el sol con la nitidez de antes o tal vez porque me muero por ver a mi Tata  y escribir todo por lo que ha pasado y sigue enfrentando.

Embarcarme en ese proyecto, contándolo en primera persona, no solo será un reto, sino también algo que, aunque sea doloroso de escribir y para mi Tata de recordar, merecerá la pena. Ese dolor será para ayudar a otras personas que están, han pasado o pasarán por una circunstancia similar; para ayudarlas a comprender lo difícil y, al mismo tiempo, esperanzador que es. Y, sobre todo, lo más gratificante: donar todo para que se investigue más.

Escribir es algo que desde que tengo uso de razón me ha hecho feliz, pero cuando además el motivo es para ayudar a los demás, no solo me hace dichosa, sino qué con más ganas y entrega lo voy a realizar.

Así que Tata, el camino que aún te queda por recorrer, es complejo, cansado, pero… con esfuerzo, entrega y dedicación, obtendrás la recompensa. Además no olvides que ese ángel merece seguir viviendo dentro de ti.

Como yo también obtendré mi recompensa cuando después de la rehabilitación aprenda a convivir con la nueva Eva.

De momento, ella, mi musa, ha decidido irse de vacaciones con un piloto de avión. Así sobrevolará las nubes, respirará diferentes ambientes, para después regresar a mí con más fuerza que nunca y entonces volveré a escribir sin tener que debatirme entre el dolor y el amor por la literatura. Y sobre todo, por el respeto y el cariño que os tengo a todos y a cada uno de vosotros.

 

Ena 07/05/2025 20:10

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