Llevaba varios días con contracciones, el dolor ya estaba siendo insoportable, pero… las ganas de ver la carita de mi nueva hija son más fuertes que lo que yo pueda padecer. Ya que esta criatura es el fruto del dolor, que con el buen hacer de su madre, la supo transformar en arte, para que de este modo naciera en un mundo lejos de la ambigüedad y más cerca de la literatura; que lo primero que respirase fuese letras y acentos, tal vez así, con el tiempo, escribiese como me vio a mí durante todo el tiempo desde que terminé la novela el pasado 9 de julio a hoy, 30 de agosto.
Mi hija ya ha nacido hoy a las 19:45,
justo un año después de aquel gesto en que uno de sus padres me tomó de la
cintura y, sin saberlo, empezó a fecundar mi pensamiento. Desde entonces he
llevado este embarazo entre silencios, palabras y desvelos, hasta que por fin
hoy mi novela vio la luz.
No penséis que es
desapego emocional el hecho de querer dejarla volar, más todo lo contrario.
Heredó de su madre el coraje y la valentía para volar por sí misma, porque si
hubiese heredado de sus padres la cobardía, no vería la luz y por ende: jamás
sería feliz.
No ha sido un embarazo fácil, ni sencillo, como tampoco lo fue su concepción. No fueron genes los que me fecundaron, sino gestos, miradas, palabras, silencios… y fruto de ello: hoy ha nacido mi segunda hija, mi novela. Y desde ya vuestra hija y vuestra historia.
Una historia, que lejos de pasar
desapercibida y olvidada una vez cerréis el libro, vivirá para siempre en
vuestra memoria y en vuestras retinas, porque está escrita de manera que desde
la primera página os vais a sentir voyeurs.
Me vais a ver
reír, llorar, cabrearme con la vida, bailar, sentir dolor y hasta masturbarme.
Y todo esto desde un punto privilegiado, vuestra casa; ese hogar en el que mi
hija crecerá; donde será completamente feliz y libre, como lo soy yo ahora…
cuando mi hija salió de mí, para dejar de pertenecerme y ser vuestra.
Como ha sido un poquito prematura, necesita pasar un tiempo en la incubadora antes de mostrarse al mundo. Amazon decidirá cuándo enseñaros su carita.
Os avisaré el día en que me avisen que ya
está lista para enfrentarse a todo y al qué dirán como siempre hará su madre.
Tratadla con el
respeto y el cariño que uno de sus padres me dio y el otro: No.
Gracias por acoger
a mi hija en vuestras vidas.
Un abrazo,
Ena
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