Ni todos los jinetes
que dicen serlo, lo son.
Ni todas las yeguas,
tienen la misma cabalgada.
Algunas necesitan
un caminar, lento, al trote.
Otras, necesitan
que todo sea rápido y al galope.
Más otras... ¡Ay! Amigo...
Están todavía sin domar,
difíciles y casi imposible de montar,
sino es con mucho mimo, tacto,
paciencia y saber estar.
Pero teme a esta última,
que de osar a querer montarla,
de seguro, tu vida cambiará.
Ya que nació para escoger a su jinete,
y de no encontrarlo,
galopará sola a la orilla del mar...
Eva María Maisanava Trobo
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