Llevaba
mucho sin usar la literatura como medio terapéutico y quién me conoce sabe que es
para mí, el mejor psicólogo que pueda haber, además de económico no tienes que estar
escogiendo el outfif de turno, ni maquillarte, ni nada… Y es que si hay algo
que odio cada día más es tener que estar “poniéndote mona” para ir a los médicos.
O quizás sea tontería, porque los que me han operado a mí, me han visto salir
de la anestesia, seguramente con la boca seca, sin maquillaje y toda
despeinada. Gilipolleces varias que tenemos las mujeres.
Pero…
no voy a estar contando más pajas mentales mías y si voy a contaros lo que le
está pasando a una amiga —ya que me ha autorizado para hacerlo—, lo que no
tengo muy claro es si hacerlo en prosa o poesía. En poesía me costaría más, ya
que para mí son indirectas muy directas, totalmente reales y personalizas aun
si dar nombre y apellidos; y sin embargo en prosa —relato— siempre es más sencillo
porque siempre puedes novelarlo, inventarte cosas…
Lo
que si tengo claro es que, si decido hacerlo en relato, lo haré usando la primera
persona, porque os juro que siempre he intentado hacerlo desde la tercera
persona y es completamente imposible para mí. Aunque quizás como reto, hoy, lo
intente…
—¡Allá
voy!, con tu permiso amiga… espero ser lo más fiel posible a lo que tú me has
contado, aunque has de entender, que soy escritora y por ende… “añadiré” algún
ingrediente, más que nada para hacerlo distinto a lo que te está pasando y que
esto no te traiga problemas u os traiga…
Si
tú te atreves…
Madrid 2022
Como
cada mañana Ena si dirige a la oficina donde cada día trabaja en la redacción
de una revista. Ha estado bastante tiempo alejada debido a una baja que se tuvo
que coger debido a una operación de dos hernias y es que, entre la espalda y
las rodillas, la verdad es que la pobre no levanta cabeza. Sino le duele un día
una cosa, es otra. Y os aseguro, que el dolor, es desde hace mucho tiempo su “amante
sempiterno”. Aunque ya quisiera ella tener otro tipo de amante.
Su
vida sentimental, aunque está casada, es tan aburrida como lo era ver hace años
la “carta de ajuste” en TVE, cuando no había nada más que un canal. Por decirlo
de una manera más clara, no es feliz, no se sienta admirada ni deseada por su
marido. Y aunque nunca se ha planteado el echo de ser infiel, porque siempre ha
pensado que estas cosas solo te traen problemas, ahora, más que nunca y sin
querer algo en ella está pasando.
Septiembre
de 2022
Ena,
lleva bastante tiempo con un dolor intenso en la rodilla, su traumatólogo habitual
cada día le cobra más por infiltrarla. El dolor es muy intenso, pero su
economía no es lo suficientemente boyante como para seguir tratándose con él.
Un
día, decide buscar en internet otras opciones, en las que, sobre todo, se
ajustase a su economía. Y la verdad, es que tuvo suerte… Aunque no sabría decir
si a nivel de salud, o personal…
El
que caso es que cuando llegó el día que le tocaba ir a la consulta con este Doctor
nuevo, Ena, no estaba muy convencida. Ella estaba acostumbrada a ir a profesionales
a los que, aunque fuese por internet, hubiera una fotografía de él, y en este
caso no había nada. Aunque eso, también, le generaba cierto morbo.
Llegó
el instante en el que Doctor, salió a llamarla, no le agradó en un principio,
aunque si es cierto que su serenidad, su templanza, hacían que ella encontrase
en ese médico esa confianza y profesionalidad que tanto buscaba.
Aquí
termina el relato y como escritora me pregunto. ¿Si os sentís atraídos el uno
por el otro?, ¿porqué no la robas un beso y así salís de dudas?
Pero…
vamos sólo Si tú te atreves…
Nota:
Tanto los personajes, como los escenarios y la situación, no es sino fruto de
la imaginación de la autora; cualquier parecido con la realidad, no es más que mera
casualidad.
Gracias
por leerme y por hacer que día a día tenga ganas de volver a escribir.
Eva
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