martes, 12 de noviembre de 2024

Comunicado

 

Buenas tardes a todos, y en especial a esa persona, que ayer, me confirmó que me “seguía”. Espero no decepcionarte. Permíteme que siga “seduciéndote con mis letras”, para que no sientas la necesidad de dejar de hacerlo, gracias de todo corazón por hacerlo. La próxima vez cuando me leas, si no te importa, te invito desde ya a que dejes cualquier comentario. Me consta que cuando tú realizas “tu trabajo”, te gusta saber si el resultado es positivo o negativo, pues bien, a mí también me gustaría saberlo. No hace falta que pongas tu nombre, no es necesario. A estas alturas conozco tu lenguaje y el idioma de tu mirada.

Al margen de este saludo “especial”, también aprovecho para daros las gracias a todos, de verdad, de corazón. No sabéis lo feliz que me hace saber que me leéis. En ocasiones genera morbo el no saber quién te esta leyendo o  “siguiendo”, porque si lo sabes, hace que todavía tengas que esforzarte más para no decepcionar a esas personas que de alguna manera u otra, la vida, hace que tengas que ver y por lo tanto sostener su “mirada”, que, en ocasiones, es complicado hacerlo, porque no sabes si te van a juzgar o van a entender que lo que escribes es solo literatura y nada más.

Hace ya un tiempo, publiqué, unos cuantos capítulos de la que será mi nueva novela, de nuevo os dejo la sinopsis.

No me leas, siénteme”. es una historia de dos mujeres que comparten la misma ilusión.

Dulcinea es hija de un marqués. Toda su vida ha luchado con gran valentía para demostrar a todos que es digna de ser la heredera del marquesado. Pero le costará demasiado conseguirlo; en una época en que la mujer era solamente educada para ser buena esposa y mejor madre. Pero luchará contra todos por demostrar que si puede hacerlo.

Ena es una mujer inquieta, que agobiada por su monótona vida y cansada de su marido. Decide cambiar de vida, de trabajo, de ciudad, dejando todo lo que tenía de lado para irse a trabajar a una residencia de mayores. Y allí aprenderá la mejor lección de su vida.

El destino las unirá y ambas, aunque de una manera distinta harán su sueño realidad.

 

Entonces, no llegué a publicar estos capítulos que tenía escritos, y me apetece que los leáis, eso sí.. una vez publicado estos últimos, ya no conoceréis nada más de la vida de Dulcinea ni de la de Ena, hasta que termine de escribirla.

Esta siendo uno de los retos más complicados a los que como escritora me he enfrentado, porque aúna mis dos pasiones la “literatura” y “la historia”. Al estar basada la mitad de ella, en una España muy distinta a la de ahora, donde el léxico, la cultura, la educación, todo… era muy distinto a como lo es ahora. No me queda otra, que leer —como siempre lo hago—, documentarme, visitar palacios, museos, exposiciones, para lograr introducirme de la manera más fiel posible en la piel de Dulcinea, la marquesa de Sagasta, intentando, como ya lo hice con Giselle. Hacer de su vida, mi vida, de su manera de hablar, la mía, se su manera de sentir, la mía y como no, de su manera de entregarse y amar, la mía.

Por suerte o desgracia, como con todo lo que hago en la vida, ambiciono cuando menos “rozar la excelencia”, y por lo que no me queda otra, que, a partir de ahora dejar de ser “yo”, para ser ellas. Que sean ellas, Dulcinea y Ena, las que, a partir de ahora, “hagan de mi vida”, la suya.

Hasta ahora habíais conocido parte de la vida de Dulcinea, pero no sabías nada de la de Ena. Hoy, podréis conocer la personalidad de Ena. Esa mujer, que, desde ya, será la mujer más especial que hayáis conocido nunca, sincera y capaz de mostraros el cielo y el infierno.

Espero que os guste, no dudéis en dejarme comentarios, que, aunque no sean “positivos”, siempre sirven como acicate para mejorar. 


Con cariño, Eva.

12/11/2024 



No hay comentarios:

Publicar un comentario