viernes, 21 de diciembre de 2018

Pese a todo y a todos, Feliz Navidad

Durante muchos años he tenido esta imagen como fondo de pantalla en mi ordenador y hasta hoy no he reparado en ella. Y tal vez sea porque en ella se refleja lo más parecido a la amalgama de sentimientos que de nuevo y en forma de historia se apoderan de mí para escribiros una situación real en la que se encuentran muchas personas, más de las que os podéis imaginar. 


No creo que sea necesario que os diga como me llamo, ni creo que sea relevante para que este conjunto de palabras que pretenden hacerte ver que la vida no es siempre lo que la sociedad nos impone, que la vida no es lo que los demás esperan de uno, sino que la vida hay que vivirla como uno quiere —sin hacer daño gratuito, sin duda, pero sí... como uno quiere—. Porque solo hay una vida, no hay más... y como tal hay que vivirla.

Me miro cada mañana al espejo y todavía me siento atractiva y sin embargo el hombre con el que amanezco cada día, si saber cómo ni porqué dejó de mirarme, ya no recuerdo que día fue el que dejé de reflejarme en su mirada...

Caminas de un lado hacia otro, te derrumbas, sabes que no debes hacerlo, y sin embargo... después de sentirte como una estatua insultantemente atractiva, pero gélida y fría, te das cuenta que necesitas de nuevo de esas manos de aquél escultor que cuando apenas tu belleza empezaba a despuntar, te esculpió y te convirtió en la maravillosa escultura que eres hoy.

La sociedad te impone que es lo que hay, que tendrás que esperar...; pero ya no puedo esperar, me niego a estar muerta y no poder respirar. Necesito expandir mis alas, necesito sentirte libre y de nuevo volar.

No quiero razonar más, no quiero preguntarme las consecuencias que podría traer el dejarme llevar. Deber y querer no siempre han de ir de la mano.

Enciendes el ordenador con el firme propósito de mandar un mail a ese hombre que hizo tambalear los cimientos de tu vida. Han pasado muchos años, no sabes que será de él; el tiempo y la distancia hacen mella y se encargan en ocasiones de borrar recuerdos —que aunque latentes ahora en mi—, en él seguramente bien puedan haber sido borrados por otros besos, por otras caricias... Suspiro, pienso... Ahora tendrá 50 años. —¿Qué habrá sido de él? ¿Quién estará encendiendo su piel? ¿Quién será la afortunada de beber de sus labios y calmar su sed?—. La curiosidad puede más y me decido a escribirle un mail: 

Destinatario: —Jamás lo diré—

Asunto: Hazme sentir mujer...

¡Hola!

Sin duda han pasado muchos años en los que usábamos esta cuenta de correo para citarnos y entregarnos a la pasión. Una situación fría para muchos y sin embargo a nosotros siempre nos ha servido como antesala para lo que después serían unos encuentros llenos de deseo, de respeto y de una increíble admiración. Ya no soy esa niña que temblaba en tus brazos, sino que esa flor que llamó tu atención y a la que acariciabas con ternura, hoy de nuevo te pide que la riegues con pasión.

Sabes que no soy de darme a cualquiera y por eso me pongo en contacto contigo. Libre estas de que no querer hacerme temblar como sólo tú lo has logrado.

Sin duda prefiero acariciarme pensando en los recuerdos que tener que aleccionar de nuevo a un amante que ni en sueños me hará sentir lo que entre tus brazos solo puedo sentir.

No me juzgues.
Besos...


Pasa un día, otro...


Tu vida sigue siendo pura rutina, todos los días iguales. Hasta que tiempo después cuando ya te habías hecho a la idea de no ver el sol nunca más —la contestación de aquél mail que enviaste hoy está pendiente de abrir en tu bandeja de entrada— y de nuevo un rayo  ilumina tu piel.


¡Hola!

¿Qué tal? Hace muchos años que dejé de abrir el mail, perdí la esperanza de volver a verte o por lo menos saber de ti. Mucho tiempo... Yo también he recordado y he disfrutado con tu recuerdo.

—¿Cuándo te he juzgado? Ya sabes que soy parco en palabras, pero en contestación al asunto del mail, te diré: —Me encantaría—

Como siempre, dime lugar y hora y allí estaré.



Lo que a muchos les resultaría unas palabras frías, en él y conociéndole era de lo más sinceras.

En ocasiones las palabras sobran. Como nos sobró la ropa aquél día cuando frente a frente desnudos, después de catorce años sin vernos, la química, el deseo, la complicidad, el saber estar y la pasión estaban tan latentes como el primer día...

Cuando llegas a casa tu vida sigue siendo igual de rutinaria pero con esos pequeños y cómplices momentos que te devuelven la vida.



Eva María Maisanava Trobo

martes, 4 de diciembre de 2018

Le prometí a mi corazón volver a verte.



Construí mil muros a mí alrededor
porque no quería volver a sentir
esto que por ti siento,
que no es más que puro amor.

Pero le prometí a mi corazón volverte a ver
y las promesas siempre se han de cumplir.

Derribe el muro
Desnude mi alma
y me desnudé ante ti.

Porque si, mi corazón quiere verte
y no tengo el coraje de podérselo impedir.

Porque hace tiempo le impedí verte
y eso solamente me hizo sufrir

Porque el amor no es más que un verso
escrito por y para ti.


Eva Mª Maisanava Trobo


sábado, 7 de mayo de 2016

Libro de relatos. Sólo por y para ti, de Ediciones Tagus de la Casa del Libro

Hace mucho tiempo que no publico nada en mi blog. Y la verdad es tengo cada vez menos tiempo del que me gustaría tener para seguir escribiendo en el con la misma frecuencia que antes lo hacía.
He aprovechado unos días de vacaciones que he tenido para hacer una recopilación de relatos y ponerlos a la venta por un euro en Ediciones Tagus de La Casa del Libro.
En el margen derecho del blog, encontraréis la portada que veis debajo de estas cuantas letras, pulsar en el y os derivará a la página oficial de la Casa del Libro para poder adquirirlo. Espero que os guste.
 
Como siempre y una vez más: salud y suerte.
 
Prólogo
 
Es complicado poner un título a un libro y si he tomado la decisión de ponerle "Sólo por y para ti", es porque es realmente lo que siento y quiero.
A lo largo de nuestra ajetreada vida, bien por el trabajo o por otros motivos, en ocasiones nos sentimos como un número, como si en esta sociedad no fuésemos valorados en su justa medida.
Y es por eso que yo quiero valorarte tal y como te mereces, abriéndot
e mi corazón con esta recopilación de relatos que no son sino jirones de mi corazón, escritos como solamente se escribir: —Desde lo más profundo de mi interior—.
A lo largo de estos once relatos vas a experimentar diferentes sentimientos: rabia, indignación, comprensión, deseo y tal vez pasión; porque seguramente en cada uno de los relatos te sientas reflejado o te recuerde a la vida de un ser cercano. Porque por mucho que los escritores queramos dejar de lado nuestra personalidad, es imposible... En esencia parte de nuestra vida o la de los que nos rodean la usamos para plasmar con letras, lo que muchos piensan y no se atreven a contar.
Es por y para ti que quiero que el tiempo que dediques a leer este libro te sientas tan importante como lo es para mí que disfrutes con cada una de las letras y sentimientos que en cada hoja hay plasmados.