Su imagen altiva, de mujer segura y capaz de controlar toda
situación, le ha llevado a interpretar un papel; un papel que cada día le es
más complicado de desmentir, ¡lo interpretó tan bien! Que no ve la hora de
poder dejar de actuar y demostrar que no es una mujer tan dura, ni con un
corazón tan insensible, más todo lo contrario, Ena es un corazón, atrapado en
una sociedad que olvidó, lo que realmente es querer.
Tal vez vivir la vida demasiado rápido, hayan conseguido que pasara por situaciones difíciles de superar e imposibles de olvidar.
El tiempo pasa y todavía guarda la esperanza, de que llegue el día en que todos sepan, que su vestido negro no es más que un vestido hilvanado con ternura y bordado con la verdad.
Un vestido, un disfraz en el que sin querer, oculta lo que le da miedo a mostrar:
-Que es una mujer distinta y difícil de olvidar -.
Firmado
La
mujer sin rostro