Siempre nos
dijeron que para todo, teníamos que estar preparados; pero es difícil estar
preparado para cuando esa mujer fría, sigilosa y sin alma; te quiere arrebatar
la tuya, y dejarte sin alas. Para ese instante, no se está preparado.
Es cuando sientes
esa sensación gélida, esa famosa luz brillante; cuando valoras lo que tuviste, y
por orgullo, no valoraste.
Cuando me llegó
la hora, y tuve que marchar, no era la sensación de miedo lo que se apoderaba
de mí, sino saber lo que sufriría, mi gente, al tener que partir.
¡¡Y no sufre más
el que se queda, sino el que se va!!
Desde mi cielo,
libre y con alas para poder volar,
me siento
prisionera, de manos atadas, al verte llorar.
Y ahora lloras
porque no me tienes.
Pero... Cuando me
tenías, ni tan siquiera, me sentías...
Duele escuchar,
ahora, de tus labios un "te quiero", al que no puedo contestar.
Solo puedo estar
en tus sueños, y no siempre me permites, estar.
Si ese, "te
quiero", lo hubiera escuchado tiempo atrás;
hoy sabrías lo importante
que es "hablar" y no "callar".
Porque hoy estás
en este mundo, y mañana... ¡Mañana, Dios, dirá!
Escrito por:
Eva Mª Maisanava
Trobo