jueves, 14 de noviembre de 2024

Solo por y para vosotros

Siempre que tengo que enfrentarme a un folio en blanco, me da pavor. Pero al final, no sé como lo consigo, pero termino saliendo airosa. Me imagino que tantos y tantos años trabajando como teleoperadora, con muchos estrés y con un gran volumen de llamadas, donde como mucho tenía dos minutos y medio para atender a cada cliente, han hecho, que esté acostumbrada a trabajar bajo presión, con rapidez, pero no por ello, sin dejar de hacerlo bien, cosa que no es fácil de lograr.

Pero esta vez, desde luego, que me está costando mucho más…

Y me está costando mucho más, que antaño, porque lo que hago es lo que más amo en la vida.

Jamás, por nada, ni por nadie, renunciaría a escribir; salvo cuando la vida, te pega una bofetada con la mano abierta y hace que la salud de tus padres vaya en detrimento y entonces te veas obligada a dejar de hacer lo que amas, por lo que crees que es lo has de hacer. Y entonces una vez más, como si de un miembro de la casa real, se tratase, me veo en la obligación de anteponer el “deber” al “querer”.

Y creerme que no me arrepiento. Han sido años de horas y horas en consultas médicas, peleándome con todas las secretarias de los doctores, enfrentándome a conversaciones con doctores, que en ocasiones han dañado mi interior, porque, aunque lo escuchado, era una plausible realidad; esa realidad, me desgarraba por dentro y aunque intentas salir de la consulta con la mejor de las sonrisas, para que tus padres no sepan que te afecta, al llegar la noche, solo la almohada es testigo de lo que te pasa.

Porque mis padres, pese a todo, me duelen. Han sido a lo largo de todos estos años, las visitas a Cardiólogos, Traumatólogos, Vasculares, Neurólogos, Unidad del dolor, etc.. los causantes, de que haya tenido que renunciar a mi amor por la literatura y por ende a mi hija, La Revista de Todos. 

Aunque la engendré tiempo antes.

Fue el 30 de agosto del 2012 cuando al despertar, sin tener motivo aparente, comencé a llorar, porque no sabía cómo canalizar todo el amor que entonces sentía de una manera incipiente hacia este mundo, que, aunque muchas veces sea de oropel, no deja de ser un mundo que te atrapa, que te seduce, que hace que sientas que es imposible vivir tu día a día sin escribir, lo que seguramente de no ser así, jamás hablando te atreverías a expresar.

Es ahora, cuando la salud de mis padres me concede un poco de libertad, cuando otra vez, vuelvo a hacer lo que más feliz me hace.

El año pasado, en noviembre, casi por estas fechas a mi padre le dieron de alta después de estar casi once días ingresado con una insuficiencia cardiaca y entonces, no sabía si podía celebrar las Navidades. Días que desde niña y a la fecha me siguen encantando —porque me niego a matar a la niña que llevo dentro—.

No morimos el día que nuestras constantes vitales fallan, sino que lo hacemos, el día que dejamos de hacer lo que amamos. Y yo, me niego a morir.

Por eso os pido perdón por no ser mejor que nadie, pero tenía que alejarme.

Tenéis todo el derecho del mundo a no sacar tiempo de vuestras vidas para visitar el blog, me dolería, sin duda; pero más me dolería por mi equipo; por todos esos escritores, que después de años y al llamar a sus puertas de nuevo, no han dudado, ni un minuto en darme sus “jirones” para que podáis leerlos.

Os lo imploro, no por mí, sino por ellos, no dejéis de leernos.

A fin de cuentas, aunque yo también escriba en la revista, soy la directora y como en otras parcelas de la vida, me gusta “estar en la sombra”.

Os esperamos el día 22 de diciembre, donde si nos lo permitís, una vez más trataremos, de emocionaros con nuestros relatos.

Os dejo el link, por si queréis, compartirlo en vuestras "redes" y así entre todos, lograr, que La Revista de Todos, vuelva a emocionaros, como antaño lo hacía.

https://larevistadetodos.blogspot.com/

Hasta ese día, como siempre y una vez más, salud y suerte.



La directora de La Revista de Todos



martes, 12 de noviembre de 2024

No me leas, siénteme. Capítulo I. Así soy yo.


Mi trabajo es de esos trabajos que son lo más parecido a un medio de pago, me imagino que tú como lector no comprenderás esta incongruente comparativa, pero después de leer estas siguientes letras lo entenderás a la perfección.

Voy a cumplir los cuarenta años y nada de lo que hago me hace feliz. Un día de mi vida es igual que el siguiente y el otro lo mismo que el anterior, todos carentes de emoción.

No voy a decir de mí que sea una profesional inigualable. ¡No!, puesto que como todos cometo muchos errores; pero mi gran defecto, es mi ambición, mis ganas de mejorar, el querer aprender cada día más. Soy inconformista por naturaleza o lo que dice mucha gente de mi entorno: —un culo de mal asiento—.

En cuanto mi trabajo es rutinario, me falta el aire, me agobio y me entra sopor, es en ese instante cuando me planteo dejarlo. Si no fuera porque todavía tengo algo de sensatez y cordura, es en esos momentos cuando me cojo unos días de vacaciones para no cometer un acto del que luego sé que más tarde me arrepentiría.

—¡Hasta me resulta emocionante cuando me equivoco y me reprimen por ello!, o será... ¿qué tal vez lo haga aposta para romper la monotonía?—, en fin, eso queda para mí.

Trabajo en un departamento de recobros de un banco, la rutina en mi trabajo es mi gran compañera y es por eso por lo que mi trabajo es un medio de pago, de no ser que lo necesito para pagar mis deudas y gastos, lo dejaría.

Explicando esto, que no es que sea muy interesante, pasaré a contaros el resto de mi vida, la vida de Ena, la personal.

Vivo a caballo entre mi casa, la que comparto con mi marido y la casa de mis padres —estos ya están mayores—, por lo que en su día busqué una vivienda cercana a la suya para cuidarles en lo que fuera o fuese menester.

—¡Sí!, ellos son mi talón de Aquiles—. Mi familia y la gente que quiero son lo único que si me tocan, me puede lastimar, todo lo demás ni me inmuta.

Mi lema es que en el amor y en la guerra todo es válido, no importa cómo ni a qué precio se consigan las cosas, sino que lo que me importa, es que se consigan.

Quizás no comprendas tan egoísta manera de vivir la vida, pero cuando la vida y la gente que has querido te traicionan, sin querer o queriendo se cambia. ¡En fin así soy yo! Una mujer trabajadora, leal a los suyos, sin pelos en la lengua y con una peculiar capacidad de hacer daño con las palabras sin tener que levantar la voz.

Nunca paro hasta lograr mi objetivo, aunque también sé que una retirada a tiempo es el gran porcentaje de las veces: una victoria.

En mi tiempo libre que es más bien escaso lo dedico a escribir, sobre todo en el trabajo. Siempre aprovecho la hora de la comida para hacerlo, de lo contrario creo que el cerebro me estallaría de tanta imaginación contenida. La pobre de alguna forma ha de buscarse una vía de escape.

Mi vida personal es igual de monótona. Necesito un cambio y no sé cuál. —¡Si al menos mi relación de pareja me hiciera feliz!—, pero ni eso.

Antonio es mi pareja desde hace unos años, ni nos llevamos bien, ni mal, es más ni nos llevamos; nuestro matrimonio es el mejor contrato que jamás haya podido firmar.

Me reporta económicamente todo lo que necesito, cubre mis necesidades y a cambio solo tengo que asistir en ocasiones a los eventos que organiza la empresa para la que él trabaja.

En definitiva... —¡Un chollo!—. Pero la maldita monotonía me supera, tanto que mis visitas al psicólogo van en aumento.

—¡Hasta está estipulado en el contrato prematrimonial los días y horas en la que tenemos que copular!—.

S.A.R Victoria Eugenia de Battenberg
Lo único positivo de mi relación es que él trabaja para el Patrimonio Nacional, y yo, que soy una escritora con ansias de escribir una novela romántica e histórica, me sirve de gran ayuda para poder visitar todos los palacios y tener acceso a los archivos a cualquiera hora y día a excepción de cuando estos están dando servicio a la Casa Real.


Es debido a la ferviente admiración que mi madre sentía hacía S.A.R la Reina Victoria Eugenia de Battenberg —Ena, para los más cercanos—, que hoy porto su nombre con mucho orgullo.

Llevo tanto tiempo escribiendo como casi años tengo, me recuerdo desde muy niña haciéndolo. Y es que es lo que más feliz me hace, aunque no sé si es lo que mejor hago.

El dotar de sentimientos y de vida a un personaje, es impagable. Tanto que, aunque no lo quiera se queda parte de mí impregnada en ellos. Hasta que no formas parte de este mundo, no lo sabes. Pero es imposible no plasmar algún rasgo de tu personalidad en esos personajes que en ocasiones son demasiado nobles y en otras demasiado crueles.

Tengo muy poco tiempo para escribir, ya que, entre mi absorbente trabajo, mis padres y mi falsa vida marital, me impiden dedicarle más tiempo como en verdad me gustaría.

Pero lo importante es que siempre que puedo busco un hueco para seguir trabajando para poder crear una historia donde la gente no se limite a leer, sino que también les invite a sentir. No quiero que solo me lean, sino que también me sientan; porque solo leyendo más allá de las letras y con el corazón se puede llegar a conocer al autor.

En fin, así soy yo y mi peculiar vida. Una vida que tarde o temprano, aunque no sé cómo ni cuándo, pero cambiaré...



miércoles, 6 de noviembre de 2024

Quisiera…






Quisiera no quererte,
pero te quiero.
Quisiera no sentir esto,
pero lo siento.



Quisiera besarte,
más sé que no debo.
Quisiera despertar a tu lado,
pero no puedo.


Y aunque desearía
no haberlo dicho,
ya es tarde.
Te quiero y lo sabes…


Y aunque quisieras,
no haberlo escuchado…

Me quieres y tú mejor que nadie, lo sabes.



Eva Mª Maisanava Trobo
06/11/2024



martes, 5 de noviembre de 2024

El regreso de Giselle

  

Es complicado de nuevo introducirme en la piel de Giselle, sobre todo, de esta nueva Giselle. Esa Giselle, que dejó ser una de las mejores escorts de Madrid, para pasar a ser empresaria, madre y sobre todo sentirse viva.

Ha pasado mucho tiempo, exactamente desde el 30 de agosto del 2019 que publiqué el último capítulo. Mi vida y más que mi vida, yo, al igual que Giselle hemos cambiado mucho.

Por eso me da miedo de nuevo meterme en su personaje, porque temo no volver a conseguir lo que hace tiempo solo ella supo lograr. Porque a la fecha, no me atrevería a decir con seguridad, si ella escribió mi vida o yo la de ella. Si ella es escritora y yo una ex escorts, o si yo soy escritora y ella un personaje con el que logré ser libre y volar.

No sé qué me da más miedo, si asumir de nuevo la dirección de La Revista de Todos, con la profesionalidad que siempre lo he hecho o de nuevo ser Giselle, vuestra Giselle.

Aunque no os lo vais a poder creer para escribir el siguiente capítulo he tenido que leer la novela que en su día publiqué y de la que a un buen recaudo conservo un ejemplar, como también he tenido que leerme los cuatro capítulos que se publicaron en su día en La Revista, teniendo como título, “El Regreso de Giselle”.

Y aunque ha transcurrido mucho, mucho tiempo. ¿Me creéis si os digo que todavía me he emocionado? No sé que hizo Giselle en mí, o sí lo sepa y no lo quiera asumir.

Ya que La Revista de Todos, si Dios quiere, regresa el 22 de diciembre, y como es de costumbre, el título de cada aportación ha de contener la palabra “Navidad”. Aquí os dejo el título del nuevo capítulo.

—El regreso de Giselle. ¡Y sí, llegó la niña por Navidad!—

 

Giselle de nuevo se enfrenta a la maternidad. A cumplir su deseo de ser madre, —pero sobre todo la de su hijo Abraham—, de querer tener un hermano.

¿Conseguirá la llegada de esa criatura apaciguar las ganas de seguir sintiéndose “viva”? ¿Cómo reaccionará el Sr. Rodríguez? ¿Le acompañará en su embarazo o tendrá que ser Giselle, de nuevo, quien afronte la maternidad al lado de Davinia?

Todavía ni yo como escritora, lo sé. Ya sabéis que estoy acostumbrada a trabajar bajo presión y que seguramente, una vez más, sea mi estado emocional de ese día el que decida que sucederá.

Hasta el 22 de diciembre, fecha en la que se publicará el nuevo capítulo de El Regreso de Giselle, os dejo los links de los capítulos anteriores para que recordéis su historia. Y si queréis recordar el origen, la novela, "Escorts, una semana en París", os invito desde ya a que pulséis en el link de abajo, para qué, capítulo a capítulo os emocionéis, como a la fecha y me temo que de por vida lo seguiré haciendo. 

https://evamariamaisanava.blogspot.com/




 











El regreso de Giselle


Me deseas y lo sabes.

https://larevistadetodos.blogspot.com/2019/02/el-regreso-de-giselle-capitulo-i-me.html 


Giselle, permítame hacerla el amor.

https://larevistadetodos.blogspot.com/2019/04/el-regreso-de-giselle-capitulo-ii.html 


Y sin darme cuenta, llegó el 16 de Junio.

https://larevistadetodos.blogspot.com/2019/06/el-regreso-de-giselle-capitulo-iii-y.html 


El amanecer

https://larevistadetodos.blogspot.com/2019/08/el-regreso-de-giselle-capitulo-iv-el.html

 

miércoles, 16 de octubre de 2024

Porque por fin sucedió

De nuevo tengo esa sensación de tenerme que enfrentar a un folio en blanco y más que miedo, tengo respeto, mucho.

Porque lo que siento es tan bonito que no sé como escribirlo sin que nada se quede en el tintero, porque es lo último que quisiera.


Desde muy niña siempre me ha gustado estar sola y ahora de mujer, esa soledad “escogida” es algo que de vez en cuando necesito, me apasiona y sobre todo necesito para disfrutar y saborear más la vida.

Estoy sentada en un asiendo del Ave, rumbo a Madrid, escribiendo a vuela pluma lo que siento, para una vez más contar lo vivido o soñado; porque ya sabéis que los escritores navegamos en la ambigüedad. 

Le conozco desde hace muchos años, somos amigos, él es mi mano derecha; siempre hemos tenido claro que la amistad es lo más importante. Hasta que llega un buen día en el que te das cuenta de que esa amistad no es más que un disfraz de un sentimiento que hasta da miedo pronunciar, pues sabes que es complicado, por no decir imposible que vire en otra dirección; hasta que llega el día que lo tienes frente a ti y luchas por no dejarte llevar, pero no puedes o no podemos…

Y ha tenido que ser ahora, después de mucho tiempo cuando al ir a Alicante por trabajo surge la oportunidad de materializar el sueño que ambos siempre hemos deseado, el poder pasar una noche juntos, amanecer abrazados y saber que lo vivido, lo experimentado, no sólo nos ha servido para conocernos más, sino para darnos cuenta de que ahora que hemos sido uno, no queremos dejar de serlo; pero no dentro de una relación normal, sino sin darle nombre a lo que ambos por voluntad propia no queremos etiquetar. Simplemente somos dos amigos enamorados del amor, que nos deseamos y eso es lo que nos importa. 


¡Porque sí!, porque por fin sucedió, una noche mágica, llena de respeto, admiración, pasión y con una dosis de amor.

¡Porque sí!, porque a escondidas éramos dos amigos/amantes entregándose a la pasión, porque lo escrito es una tajante verdad o tal vez un sueño deseado por los dos, porque lo que sentimos es sólo nuestro y lo que ahora estás leyendo no es más que otro de mis relatos, tal vez imaginado o no.





Eva Mª Maisanava Trobo
16/10/2024 Dirección a Madrid

lunes, 23 de septiembre de 2024

Gracias a todos, de corazón...

 

Buenos días a tod@s;

 

Os escribo una vez más para daros las gracias por leerme y más cuando desde el 2019 apenas escribía. Circunstancias ajenas a mí y que a mí pesar me llevaron a tener que alejarme de este mundo que aún en ocasiones es de “oropel”, pero.. que tan feliz me hace.

Y es que el pasado 13 de septiembre el blog tan solo registraba 35.111 visitas, el viernes pasado antes de publicar el tercer capítulo de Giselle las visitas aumentaron a 35.264 visitas. Son 153 visitas más en tan sólo una semana y teniendo en cuenta que el fin de semana, se nota, que os conectáis menos. —¡Gracias!—  


Visitas el día 13 de septiembre
Visitas el día 20 de septiembre

Me gustaría que dejaseis algún comentario, si os da vergüenza podéis hacerlo de manera anónima, pero… vamos —¡Cómo queráis!—

De nuevo, gracias.





 




Entradas más leídas a día 13 de Septiembre del 2024.



Entradas más leídas a día 20 de Septiembre del 2024









Como veréis puedo ver las estadísticas y hasta el sistema operativo desde el que os conectáis. 


Esto fue a día 13 de septiembre











Y aquí podéis ver el gráfico a día 20 de septiembre.








Y no solamente me leéis desde España, sino desde fuera también.





Gracias, de todo corazón...




Quiero recordaros que el siguiente capítulo, me temo, que será, el que más o va a gustar… porque a quién no le excita la idea de imaginar a dos mujeres, desnudas, sensuales y con ganas de experimentar…
¡Ay os lo dejo, no diré más!






Eva Mª Maisanava Trobo



jueves, 5 de septiembre de 2024

No me leas, siénteme. Comunicado.


Toc, toc… ¿Se puede?

Siento de nuevo irrumpir en vuestras vidas y me temo que estaríais esperando un capítulo más de mi próxima novela “No me leas, siénteme”; pero siento deciros que hoy no va a ver ningún capítulo, ni mañana, ni tampoco otro día.

Me he limitado a subir unos cuantos capítulos que tenía escritos desde el 2019 y que he ido publicando poco a poco, para… de esta manera asegurarme haberos creado la necesitad de saber más, de querer conocer como va a terminar la historia de Dulcinea.

Tener por seguro que, aunque tengáis que esperar un tiempo, no sé cuánto, valdrá la pena. Para mí no está siendo fácil meterme en un “género” más serio, distinto y que nada tiene que ver con el “erotismo y la sensualidad” que de manera natural emana de cada poro de mi piel, haciendo que sea mi zona de confort.

Realmente la novela de “No me leas, siénteme” proviene de una “historia” que escribía a ratos, en una cafetería, mientras que desayunaba al ir al trabajo. Más de una persona al leerla, me dijo… —¡Eva, ¿no te das cuenta de que esta pequeña “historia” es el germen de otra más importante si tú quieres? Y como Tauro que soy, no se me puede retar…

Creo, de todo corazón, que vale la pena, aunque me esté costando terminar esa historia. Si os digo un tiempo os mentiría. Escribir es complicado, más de lo que la gente piensa, te come mucho tiempo de tu vida privada y terminas siendo, otro puto personaje más… te entregas tanto que terminas hablando, pensando y sintiendo como la protagonista, pero a fin de cuentas también así consigo que luego me digan, como me ha pasado con otros relatos.. —¿Seguro que no eres tú, que esto no te ha pasado a ti?— Y os aseguro que nada de lo escrito es verdad, puede haber escenas, momentos, pero nada más.

Tener por seguro que cuando esté, después de buscar a alguien que la corrija, porque los escritores nos limitamos a crear, no estamos pendiente de la gramática, para eso ya hay otras personas…; y me vea con fuerzas de llamar a las puertas de editoriales como lo hice con la historia de Giselle. Y si encuentro alguna editorial que, sus condiciones económicas, valgan la pena, será entonces cuando por este mismo medio tendréis noticias del día, hora y lugar de la presentación de esta y desde ya, deciros que me haría inmensamente feliz que tú, que ahora me estás leyendo, hicieras un hueco en tu vida para acompañarme.

Porque creerme que lo necesitaré. Necesitaré de vuestro calor. Sino escribo más a menudo es porque odio hablar en público, ojalá pudiese poner un holograma mío y que hablase por mí; porque ese día me veréis temblar y hasta puede que llorar, pero, a fin de cuentas, sería yo, como lo soy cuando escribo.




Os dejo el enlace de la historia —germen— que logró llamar la atención, para que le diera la importancia que tiene que para darle una extensión mayor. Porque a los personajes, como a las personas… hay que dejarlos hablar.




https://www.casadellibro.com/ebook-asomada-a-la-ventana-todavia-te-espero-ebook/9781291374483/2239977



Sinopsis

"No me leas, siénteme", es una historia de dos mujeres que comparten la misma ilusión.

Dulcinea es hija de un marqués. Toda su vida ha luchado con gran valentía para demostrar a todos que es digna de ser la heredera del marquesado. Pero le costará demasiado conseguirlo; en una época en que la mujer era solamente educada para ser buena esposa y mejor madre. Pero luchará contra todos por demostrar que si puede hacerlo.

Ena es una mujer inquieta, que agobiada por su monótona vida y cansada de su marido. Decide cambiar de vida, de trabajo, de ciudad, dejando todo lo que tenía de lado para irse a trabajar a una residencia de mayores. Y allí aprenderá la mejor lección de su vida.

El destino las unirá y ambas, aunque de una manera distinta harán su sueño realidad.




Eva Mª Maisanava Trobo


miércoles, 4 de septiembre de 2024

No me leas, siénteme. Capítulo: ¡Maldito telegrama y maldita mi vida!

 



El lunes como teníamos previsto partimos rumbo a casa de mi padrino, sin lágrimas en los ojos; solo con el coraje de empezar de cero y ser fuerte por mi hijo. La debilidad, las dudas y los miedos cada vez que se hicieran presenten los trataría de reconducir.

Al llegar a mi nuevo hogar, mi padrino me acompañó a mis aposentos. Se había encargado de decorar mi habitación haciéndola completamente confortable.


El cabecero era de forja pintado de color oro envejecido y en la parte superior estaba la flor de lis. Al lado tenía una mesita de noche, a mano derecha un sifonier, enfrente tenía el armario y a la izquierda un maravilloso secreter y encima una estantería completamente llena de los ejemplares de los autores más leídos y que en todo hogar deberían de estar.


Todas las paredes de la habitación estaban pintadas de blanco, lo que hacía que la habitación pareciera más luminosa de lo que en verdad era. Se había encargado de poner en la mesita de noche, un jarrón lleno de rosas blancas, que de sobra sabía que me gustaban. No puedo negarlo, más acogedora no podía ser.

Las vistas desde la habitación eran inmejorables, daban a un lago, lo que me permitía disfrutar cada mañana de un baño y por las tardes de maravillosos paseos arropada con un chal.

Era el lugar idóneo para afrontar con tranquilidad y reposo mi embarazo.

Mi padrino me preguntó si estaba todo de mi agrado, pero por mi reacción no fue necesario articular ninguna palabra. Estaba feliz y tranquila.

Después de la siesta, mi padrino, me hizo llamar por la chica del servicio, me esperaba en su despacho para departir largo y tendido como hacía mucho tiempo que no hacíamos.


Me pidió que dejara de ser orgullosa y esquiva, que no podía estar de por vida comportándome como un avestruz, metiendo la cabeza en un agujero, sin tener el valor de enfrentarme a mi realidad.

La verdad es que siempre pensé que todo en esta vida sucedía por algo, que existía algo que estaba fuera de nuestro alcance para que todas las situaciones se dieran a favor o en contra cuando éstas eran inevitables. Y eso era lo que acababa de suceder. Justo cuando mi padrino me estaba hablando sobre el no posponer más el ponerme en contacto con mi familia, entró el hombre de confianza de mi padrino y le dio un telegrama.

Mi padrino lo leyó rápidamente y por la palidez de su rostro, supe que no se trataba de buenas noticias, sino de todo lo contrario.


—¡Hija!, no son buenas las noticias que he de darte.

—¡No me asuste, padrino! Déjeme leerlo por favor. Como bien acaba de decirme he de enfrentarme a cualquier tipo de circunstancia.

—¡Toma, Dulcinea!, lee el telegrama que acaba de mandar tu madre.



Estimada hija;

No es fácil dirigirme a ti y más después de tu partida y del daño que ésta me causó. Pero tu padre está muy enfermo y como heredera has de estar presente. Te reclama porque quiere hablar contigo sobre el marquesado y todo lo que ello conlleva antes de su muerte, que según los especialistas no tardará en suceder.

Sé que por tu gran corazón y sobre todo por la educación que has recibido no tardarás en venir.


Con afecto de tu madre que tanto te quiere


En ese instante mi padrino se levantó de la silla para abrazarme al ver como empezaban a resbalar las lágrimas por mis mejillas. Y es que, aunque mi relación con mi padre nunca fue lo que hubiese deseado, no dejaba de ser mi padre. Aunque mi espalda todavía estaba marcada por las cicatrices que se habían quedado debido a la paliza que me propinó al enterarse de la pérdida de mi virginidad.

No podía dejar de sentir lástima por un hombre que a pesar de haber llevado una vida rodeado de camaradas que a la hora de la verdad ni eran amigos, ni eran nada… ahora en los últimos momentos de su vida, nadie, a no ser por la compañía de mi madre y de la mía, estaba completamente sólo. Su vida, al igual que toda su existencia me daba verdadera lástima.

Me disculpé ante mi padrino y le rogué que me dejase ir a mi habitación.

Apenas me quedaban unos días para alcanzar la mayoría de edad y me enfrentaba a una maternidad para la que no sabía si estaba preparada y por si esto fuese poco, tenía que asumir las riendas del marquesado.

Antes de partir a la Granja me juré a mí misma que si los malos pensamientos se me hacían presentes, intentaría reconducirlos, pero me siento tan pérdida, tan niña, que no sé si estoy preparada para un cambio tan radical en mi vida. ¡Maldito telegrama y maldita mi vida!



martes, 3 de septiembre de 2024

No me leas, siénteme. Capítulo: Madrid, ciudad hostil.

 

Por fin ya era viernes, ya quedaban escasas horas para dejar atrás esta vorágine de sentimientos y comenzar mi nueva vida, lejos de todo aquello que pudiera recordarme a Felipe.


Aunque ver como mi vientre crecía hacía imposible que por más que lo desease con todas mis fuerzas pudiese olvidarme de él.
Recogí mi escaso equipaje, saldé la cuenta del hotel y me dispuse a coger el autobús para ir a Madrid, en ese instante un lugareño se ofreció a llevarme a la ciudad pensando que no tenía posibles.
No acostumbro a cometer locuras de esa índole tan temeraria y sobre todo porque nunca he tenido necesidad de hacerlas. Siempre he tenido a un chofer a mi disposición para que me acercase a cualquier lugar.


—¡Cómo extraño en estos instantes a Roque! ¿Habrían averiguado mis padres que fue mi cómplice para organizar mi marcha?—.


Me cuesta creer que mi padre no haya hecho de las suyas para obligar a Roque a contarle la verdad; aunque si fuera un ápice inteligente sabría que lo único que hice es ir hacia donde el corazón me dictaba que debía de ir.


Matías, el señor que me llevó a Madrid, resultó ser el padre de Margarita. —¡El mundo es tan grande y a la vez tan pequeño—.


Por fortuna él no me conocía. Se le veía un hombre bastante confiado y noble, hasta tal punto que durante el trayecto me contó lo preocupado que estaba por su hija. Al parecer por más que Felipe intentaba olvidarme, no lo conseguía. Aunque conociéndole, sé de sobra que con lo responsable que él era, nunca dejaría desatendida a Margarita ni al hijo de ésta, pese a que él fuera un completo desgraciado.

Es injusto que siendo el amor un sentimiento tan grandioso, sea a la par tan imposible de alcanzar en ocasiones y máxime cuando hay factores ajenos a nuestro control. Aunque el verdadero amor está por encima de tener a la persona amada a tu lado. El amor: es abrir la jaula a un pajarillo y dejar que este vuele y se pose en su largo viaje de rama en rama, hasta que por sí solo, después de un agitado viaje regrese al nido donde sabe que le harán sentir como en ningún lugar visitado antes.


El padre de Margarita me llevó en su coche hasta la estación del Norte. 


El ambiente que se respiraba en la capital era completamente hostil, de camino a la Plaza de España, dejando atrás y a la derecha el Campo del Moro, pude ver que en el Palacio Real ya no hondeaba la bandera española con su maravilloso escudo; ahora era la bandera tricolor la que hondeaba en lo alto del Palacio, como también adornaba los balcones de muchos hogares españoles donde habitaban republicanos y en otros donde por temor a las posibles consecuencias al abogar con la monarquía podían traerles, la ponían.


Ya no había libertad de hablar sobre la monarquía sin que esta conversación estuviera exenta de graves consecuencias.

Llevaba mucho tiempo sin caminar por la Gran Vía y aunque el jaleo de la capital nunca me había gustado, ahora estaba disfrutando de un agradable paseo y deleitándome la vista con numerosos escaparates de negocios que llevaban años tras años abiertos.


Al llegar al hotel, me dirigí directamente a recepción y una vez allí —como bien me dijo el padrino—me acompañaron hasta mi habitación. Coloqué el escaso equipaje que llevaba conmigo, me di una ducha y descansé hasta la hora en la que había quedado con mi padrino para cenar. El diario que me regalo mi tata Aurora y en donde escribía casi a diario estaba quedándose sin hojas. Me habían sucedido durante todo este tiempo tantas cosas que apenas me quedaban diez escasas páginas para rellenarlo por completo. —¡Tantas vivencias tenía todavía por contar!—. No sé exactamente el tiempo que mi padrino se quedaría en la capital, pero seguramente que estaríamos todo el fin de semana y ya hasta el lunes no partiríamos rumbo a su casa, a un país donde exiliarnos. El ambiente en España era cada vez más insostenible, eran numerosos los rumores sobre una posible segunda guerra civil y que los días para el comienzo de ésta, estaban contados.


Pese al amor incondicional que como española sentía hacía mi patria, me veía obligada a partir y a emigrar, asegurándome así de que mi hijo naciese lejos de cualquier ambiente bélico.


A la hora de la cena, mi padrino llamo por teléfono a mi habitación. Bajé para reunirme con él, en el restaurante donde él ya se había encargado de reservar mesa.


—¡Dios mío, hace unos años eras una niña y ahora eres una auténtica mujer! ¿Cómo estás, princesa? El embarazo, sin duda, te sienta de maravilla. ¡Hace tanto tiempo que no te veía!— decía, mientras que me abrazaba efusivamente.


—Exactamente desde mi comunión. Ya han transcurrido muchos años y sin embargo los años no hacen mella en usted, padrino. ¡Está tan atractivo como siempre!


—¡Serás tunanta! Vaya que si han pasado Dulcinea. Ya empiezo a padecer los síntomas inevitables de la artrosis, hija. Pero... ¡Cuéntame! ¿Qué tal estás?


—¡Bien!, aunque sé que me va a regañar cuando lo sepa. He de confesarle que no he ido al especialista. Todo sucedió tan rápido desde que dejé el internado para regresar a Laussane, que con mi partida y todo lo vivido me he olvidado de algo tan vital e importante.


—¡Diantres, Dulcinea! ¡Has de ir de inmediato! En cuanto lleguemos a casa, te acompañaré al ginecólogo para asegurarme de que estás bien y que tú embarazo finalizará con un estupendo alumbramiento. Eres joven, fuerte, sana y seguro que mi ahijado será un bebé maravilloso. Sin duda será tan fuerte y luchadora como lo es su madre.


—¿Ahijado?¿Ya da por hecho que será el padrino?


—¡Hija... yo...!—


—¡Claro que sí, padrino! Lo será. ¡Quién mejor que usted! De mis padres no tengo noticia alguna, y aunque ahora se preocupasen, es tarde.


Además, ya sabe que por el bien de mi hijo, tendrá mejor porvenir siendo usted su padrino.


—Entonces así será, Dulcinea. Pero sentémonos. Vengo cansado de la reunión y he de ponerte al corriente de los tiempos de hostilidad que se avecinan en la capital y en el resto de España—.


Ver a mi padrino me dio esa momentánea paz que tanto necesitaba. Me comentó que la situación en España iba a cambiar drásticamente y que había visos de que diera comienzo una guerra civil casi de inmediato.


El próximo lunes sin falta partiríamos rumbo a su casa, dejando atrás todo tipo de recuerdos y empezando así una nueva vida. La de una madre coraje que haría lo imposible para que su hijo fuese por encima de todo: feliz.


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