Me encanta comenzar la semana con tres
encargos de El diario de Ena. La paciente que escribía. 
En esta ocasión Ena viajará a esa ciudad aragonesa que tan importante es para mí y que corre por mis venas, como lo es Zaragoza. Aunque si Dios quiere nos veremos en Diciembre ya que tengo que llevar parte de las cenizas de mi padre como el me pidió, has preferido adquirirlo antes.
Casi mejor así, porque de esta manera te da tiempo a leerla y
en persona puedo contestar a todas tus preguntas. 
A Gabriel, desde la
gratitud.
Hay gestos que parecen pequeños, pero que
llegan como un abrazo silencioso. Gracias, Gabri, por haber comprado El
diario de Ena. La paciente que escribía. Saber que mis palabras están viajando
hasta Zaragoza y que en breve reposarán entre tus manos me emociona más de lo
que imaginas.
Cuando uno escribe desde la verdad, no
espera aplausos ni grandes reconocimientos, solo sentir que al otro lado hay
alguien que lee con el corazón abierto. Y sé que tú lo harás. 
Cada lector le da nueva vida a esta
historia, la completa, la transforma… y tú ya formas parte de ella.
Si te apetece, me haría mucha ilusión que
me mandaras una foto con el libro, en algún rincón bonito de esa tierra aragonesa
que corre por mis venas como lo es Zaragoza; y que fue el lugar donde ambos nos
conocimos y desde entonces nos hicimos grandes amigos. 
No hace falta nada preparado ni solemne;
basta con ese gesto natural que capture el instante, como hacen las cosas que
se hacen con cariño.
Gracias por estar ahí, por apoyar lo que
nace del alma y por recordarme que las palabras también construyen puentes.
Con afecto,
Eva

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