Hace mucho tiempo yo era una niña que vagaba por la vida,
sin saber quién era y qué quería.
Sí bien mi belleza pudo ser una maldición, también lo era
mi orgullo, mi merecido castigo, por no ver lo que todos a mi alrededor veían.
Mi nombre podría ser el mismo que el de tu hija, tu novia,
tu mujer o una amiga, podría ser esa mujer que en algún momento dado de tu
vida, acarició tú alma y te hizo sentir eso que llaman amor.
Sin embargo, tiempo atrás solo quise arrebatarme la vida,
al no encontrar un sentido a la misma.
No puedo evitar sentir rechazo de mi actitud al recordar
una tarde de primavera, cuando al ir al colegio, mis compañeros me comenzaron a
escupir, y me arrinconaban, diciéndome que "tenía muchas tetas";
odiaba tener que ir al colegio, comencé a encerrarme en mi mundo y con esta
manera protegerme de todos esos insultos, que sentía que atravesaban el corazón
de una niña cuya única culpa, era estar atrapada en el cuerpo de una mujer.
Durante días no quería comer, me provocaba el vomito, ¡yo
sólo quería ser bonita!
No entendía que me estaba pasando, yo estaba jugando a la
goma, a la comba y sentía esas miradas tan inquisidoras y deseosas de mis
compañeros, que estaban por finalizar el colegio y pasar al instituto, yo no
entendía nada de qué pasaba, yo solo soñaba con ser bailarina y escribir algún
día.
Un día estando en el baño llorando a mares, (jamás olvidaré
ese día), escuché que alguien golpeaba la puerta; no quise abrir, allí estaba
segura, allí nadie me haría daño, allí podía ser yo.
Era mi profesor que alarmado por mi llanto y preocupado me
hizo salir del baño en el que me encerré, no me preguntéis por qué, pero...solo
recuerdo que me abracé a él, como quien se aferra a una tabla en un mar
agitado.
Por unos instantes, no había miedo, el miedo desapareció,
me sentía completamente protegida y a salvo de los "monstruos" de mis
compañeros que hacían que me sintiera, como un vulgar patito feo.
Siento tan latente y vivo ese recuerdo, que parece que lo
estoy reviviendo, recuerdo cada palabra y ese tono de voz, que tanta calma me
aportó; se arrodilló, se sacó un pañuelo de su bata y me secó las lágrimas, y
me preguntó que me sucedía.
¿Por qué lo chicos me dicen que tengo tetas? ¿por qué no soy bonita? (le dije mientras temblaba) Me giró hacia el espejo, se puso detrás de mí y me preguntó:
Dime, ¿qué ves en el espejo?
Nada, no veo nada (le dije)
Te equivocas (me contestó) yo veo una chica, con una inmensa sensibilidad y un corazón enorme. Tienes mucho que dar y mucho que ofrecer, nunca olvides estas palabras Eva.
Me dio un beso en la frente y se marchó, tarde años en
entender, qué me quiso decir.
Sin duda han pasado muchos años, esa niña que habitó en un
cuerpo que no sentía suyo, se ha convertido en una mujer, que ama el cuerpo en
el habita y que no quiere matar a la niña que un día fue, pues sin ella, no
sería como es hoy.
Ahora quizás no tenga esa belleza insultante, que antaño
tenía, quizás no tenga ese cuerpo que antes poseía, pero...tengo algo que antes
no tenía, "seguridad", ahora no necesito escuchar esa frase que
ansiaba oír, porque ahora "sé que soy bonita".
No sé que habrá sido de mi profesor, si estará vivo o
muerto, pero...si algún me reencuentro con él, solamente le diré
"gracias", ahora entiendo el significado de esa frase, que siendo
niña no entendí.
Rubizul
03 de septiembre
del 2012