Esta es la historia de una niña a la que conocí hace años, que tuvo que crecer rápidamente cuando una tarde de verano, sufriría el peor dolor que jamás hubiera imaginado.
Con tan solo 16 años y toda una vida por delante, esta niña mujer de auténtico encanto y belleza insultante, salió hacer un recado a su madre, aprovechó que hacía buen tiempo para dar un paseo por el parque y pensar como siempre en sus cosas, en sus sueños…
Se le hacía tarde y de camino a su casa una furgoneta blanca se encontró, de ella se bajó un hombre para preguntarle cómo llegar a un sitio.
Ella tan inocente le sonrió y le señaló con el dedo hacia el lugar donde tenía que dirigirse, cual… era la sorpresa que de repente sintió como la agarraban desde atrás obligándola a entrar en la furgoneta
Ella no entendía nada, no sabía nada, solo quería correr y huir…
Cuando recobró el sentido, esa niña estaba en un descampado, sola, asustada, rota, sangrando y tiritando.
No recordaba nada de lo que había pasado, era como si hubiera entrado en shock, pero…de lo que no tenía ninguna duda es que la habían violado.
¿Cómo denunciar a quien no vio?
¿Cómo volver a sonreír cuando ella sintió que por su sonrisa todo pasó?
La habían quitado su inocencia, sus ganas de reír, de vivir como una chica de su edad, ahora se sentía como una manzana podrida indigna del amor de ningún hombre y culpable de todo lo sucedido.
Hoy esa niña es ya toda una mujer, han pasado los años y todavía….le da miedo sonreír, piensa que si no hubiera sido tan amable nada de eso le hubiera sucedido.
Debes sonreír…
Debes sonreír ante la vida
nunca avergonzarte ni sentirte indigna
Los culpables son ellos que de ti abusaron
y por su culpa tú vida destrozaron
No te sientas manzana podrida
más tienes que sentirte agradecida
Estás viva y sonriente
y con un futuro resplandeciente
A muchas las han mancillado
y sus vidas quitado.
La mujer sin rostro.
Eva María Maisanava Trobo
18/Abril/2012