domingo, 30 de junio de 2013

"Círculo mundial de escritores e intelectuales". Premio al tercer puesto...


           
          Dedicarse a la literatura es enfrentarte a un mundo de ilusiones y ligeras decepciones.        

          Es crear historias que en ocasiones son tan reales, que quien las lee, no sabe diferenciar, que es ficción y qué realidad.

          Empecé a escribir siendo muy niña. Mis primeros cuentos, lo escribí cuando tenía 10 años aproximadamente. Y ahora tengo 37 años. He tenido temporadas en que me he alejado de escribir porque siempre pensé que nunca lograría emocionar con ninguna de mis palabras.

          Siempre tuve un diario donde escribía todo lo transcurrido a lo largo del día, pero solo eran esos, sentimientos, que se quedaban encerrados bajo llave.

          En 1998 de nuevo volvió en mi la pasión de escribir, y de una manera incipiente. Porque no necesitaba días y días para escribir una historia. De repente sentía que tenía que escribir y escribir hasta gritar lo que mi interior había.

          De nuevo paré, porque siempre hay "amigos" que te dicen que es una bobada escribir, que para qué. Que de ello no se come. Cierto es que no se come con ello. Pero a mi, me alimenta el alma.

          Y fue de nuevo en octubre del 2011 cuando he regresado y para quedarme dentro del mundo de la literatura. Durante años la literatura y yo hemos sido amantes, quizás he querido engañar mi amor hacia ella, por timidez, por vergüenza, qué se yo por qué.     

          El caso es a día de hoy y hasta que la muerte me separe de ella, seguiré escribiendo, hasta exhalar mi último aliento.

          Hoy es un día especial para mí, otro reconocimiento más en mi corta vida de escritora, o creadora de historias. ¡Es tanto el respeto que le tengo a la palabra antes mencionada! 

          Es un honor para mí recibir este diploma, del "Círculo mundial de escritores e intelectuales". Un tercer puesto que os aseguro que me hace muy feliz.

         


          Os dejo el link, que os derivará a la primera entrevista que me han hecho.  


          Una vez me preguntaron: —Eva, ¿qué es para ti escribir?—. Aquí, en estas líneas está la contestación a lo que es su día no supe qué decir—.

 


Escribir...

Es contar historias irreales

dotándoles de una credibilidad,

en ocasiones surrealista. 

Escribir...

Es contarle al viento

lo que tu alma en silencio grita.
 
 
Eva Mª Maisanava Trobo

miércoles, 26 de junio de 2013

Una ilusión...


 
Se han ido mis musas,

y con ellas mi inspiración.

Te fuiste de mi vida,

y contigo, mi corazón.

Ahora estoy sola,

vacía, desolada

y perdiendo la razón.
 

Solo al cerrar los ojos,

de nuevo,

recobro la ilusión.

Te acaricio...

Te beso...

Te sueño...

Y vuelvo a ser yo.
 

Pero al despuntar el alba

y al abrir los ojos,

me doy cuenta

de que eres solo...

"Una ilusión"

 
Eva Mª Maisanava Trobo

domingo, 9 de junio de 2013

Pensando, sin querer pensar.



          De nuevo esos duendecillos desalmados se han apoderado de mis manos y son ellas las que a pesar de las órdenes que mi cerebro les emite, van por libre dejándome en mal lugar, escribiendo estos sentimientos.
 
          Durante mucho tiempo, tanto que ya ni lo recuerdo. Ese hormigueo que se siente cuando estás ilusionada, se ha vuelto apoderar de mi estómago, impidiéndome que pueda ingerir cualquier tipo de alimento.
 
          Siempre pensé que éste estado era propio de una adolescente, pero jamás me imaginé cerca de los cuarenta años, observándome como una niña asustada por lo que siente.
 
          Y pese a que lucho con todas las fuerzas por no sentirlo, no puedo.
 
          Estoy ilusionada, y no sé porqué, ni creo que tenga motivos. O tal vez conozca el motivo, pero me quiera engañar para no admitirlo.
 
          ¿Se pueden controlar los sentimientos?, siempre pensé que había controlado cualquier tipo de sentimiento; pero lo que había hecho no era controlarlo, sino salir huyendo cuando sentía esa estúpida sensación que se siente cuando al amanecer el primer pensamiento que tienes es el de una persona que sin saber cómo ni porqué, hace que en tus labios se dibuje una sonrisa.
 
          Lo sencillo sería arrancarme el corazón, salir huyendo de nuevo, no enfrentarme a esta situación y posiblemente con el tiempo, dejaría de sentir lo que por él siento.
 
          Pero... Ha llegado la hora de enfrentarme a mis sentimientos, aún a sabiendas de conocer su reacción y lo que es peor, su desprecio.
 
          Me he querido engañar, he querido encontrarle mil defectos, pero por más que quiera hallarlos, no los encuentro. Y no los encuentro, no, porque no los tenga, si no porque mi estúpido corazón se ha enamorado.
 
          Siempre me dijeron, Giselle, por más que quieras no podrás dominar cada minuto de tu vida. —¡Maldita verdad la que me dijeron!—.
 
          Ahora estoy aquí, pensando, sin querer pensar, y teniendo que admitir que sin querer, le quiero.
 
          Me encantaría poder escribir de una manera más positiva, quizás sabiéndome amada y porqué no, deseada.
 
           Pero me siento inerte, como una hoja que flota en el agua, queriéndome esconder en las olas, desaparecer, y esperarle en un lugar donde poder estar a solas; para tener el valor de decirle que le quiero, y que sin sus besos...muero.
 
          Fdo:
          Giselle Bayma

martes, 21 de mayo de 2013

Desamor


Maldita distancia
la que nos separa
cuando llega la noche
...
y la luz se apaga.

Absurda conversación
la que mantenemos,
cuando al hablar
ni nos comprendemos.

Maldito amor
el que por ti siento,
cuando al decirte, te quiero.
Sólo escucho un silencio.

Maldita desgracia
la que yo tengo,
cuando al cerrar los ojos
ni en mis sueños te encuentro.

Maldito amor el que por ti siento
cuando lejos de ti,
no sé quien soy
ni de donde vengo.


Rubizul
 
 

sábado, 11 de mayo de 2013

Ni hubo copa, ni cigarro...

          Era absurdo luchar contra mi propia personalidad y pese a que trataba de controlar mis impulsos, el intento siempre era en vano.
 
          Todo sucedió aquella tarde de verano, cuando al salir a dar una vuelta para despejarme del cansancio que supone una tarde intensa de reuniones; decidí que lo mejor sería aceptar la proposición que él me había realizado.
 
          Siempre estaba buscando excusas para evitar lo que hasta ese día inevitablemente sucedió. Tal vez porque prefería que él pensara que yo era la muchacha seria y jefa de un gabinete de prensa.  Por más que él intentaba una y otra vez convencerme para tomar una copa —como una buena maga—, siempre sacaba de mi chistera personal, cualquier frase estudiada para darle un quite y salir airosa.
 
          Hasta ese día, en el que una vez más, la aprendiz de loba tuvo la necesidad de saciar su apetito sexual. Nada me excitaba más, que la idea de pensar como era él en la intimidad.
 
          Sus ojos verdes y su carácter despistado, era hasta ese día, el mayor enigma de mi vida. Enigma, que evidentemente descubriría.
 
          Al final llegué al bar donde habíamos quedado. Iba vestido de sport, pero igualmente despertaba en mí, esa curiosidad, que en ocasiones me hacía comportarme como una adicta al sexo.
 
          Lo más correcto y lo que quizás todo el mundo esperaría de mí, es que fuera él, que como hombre diera el primer paso. Pero... Me negaba a seguir engañándome y tenía que acabar con esa tensión sexual, que desde el minuto cero hizo acto de presencia en lo que llamábamos "amistad". Y sí, claro que era amistad. ¿Pero quien no ha volado con una amigo/a? ¿Quién no ha deseado besar a un amigo/a?
 
          Tal vez aquellas personas arcaicas y con prejuicios no puedan entender el por qué de mi comportamiento. Aunque sinceramente no me importa, porque todavía sigo teniendo la duda de si lo escrito es un relato o un efímero rato.
 
          —¡Sí, le besé!—, no podía estar esperando a juegos absurdos de personas que ya rozan cierta edad. Tal vez dar ese paso fue la señal que él estaba esperando para dejar de controlar su deseo. A fin de cuentas lo que ambos queríamos, —era descubrirnos en la intimidad—.
 
          Ni hubo copa, ni cigarro...
 
         Nos fuimos como quien huye de la policía, con ganas de llegar al coche. Fue conduciendo velozmente por el camino que llevaba al acantilado. Como si de una guerra de titanes se tratase, nos desnudamos con una furia incontrolable. Mientras que nuestras lenguas protagonizaban la mejor de las guerras. Sin preguntas, sin porqués, tan sólo devorándonos a besos, profesándonos infinidad de caricias en cada rincón de nuestro cuerpo, hasta que de nuevo y una vez más terminé aullando hasta no poder más.
 
          Firmado:
          La aprendiz de Loba.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Mirando al horizonte.




Todavía desconozco
que es lo que me empuja
cada día al atardecer,
a reencontrarme contigo. 
Deseo olvidarte.
Volver a sentir
la brisa del mar
sin tener que recordarte.
 
Mirando al horizonte
cada día me encuentro,
soñando con tu recuerdo
y muriéndome por dentro.
 
Porque ya no sé,
si eres de verdad
o un maldito sueño.


Rubizul 8/05/2013

viernes, 3 de mayo de 2013

Un baile entre amigos.


            Podría haber sido una tarde más, para Mary. Su vida era completamente lineal, sin ningún altibajo; un día tras otro y todo igual, sin ninguna novedad.
         Vivía una vida sin apenas alteraciones, y no porque no la sucediesen cosas, sino porque su forma de ser, la empujaba a tener todo controlado, cada palabra, cada cita, cada momento; sin saber cómo se había metido en la piel de un personaje que día tras día, y sin saber cómo había fabricado.
           Se conocían desde hace años, pero tan sólo se atrevían a intercambiar un tímido —¡Hola!–, que a media voz se decían mutuamente. Ambos querían negarse la atracción que ambos sentían. Tal vez por el miedo a perder esa amistad, con la plena convicción de que si daban un paso más allá, esa unión desaparecería para siempre.
          Hasta que ayer, Marc, irrumpió en su vida de nuevo. Desde verano no se habían vuelto a ver. Sus comunicaciones eran casi a diario, pero mediante fríos mensajes a través del móvil, rara vez se regalaban la posibilidad de escuchar sus voces. ¿Tal vez el miedo de sentir algo más que amistad?
          Los sentimientos, son tan sencillos, que como estúpidos mitificamos y hacemos complejos.
          ¡Sí!, somos nosotros mismos quienes hacemos la vida complicada. Miedos, inseguridades; vivimos en ocasiones queriendo justificar todo y buscar un por qué a las cosas, cuando la gran mayoría de las veces carecen de justificación.
          Eso es lo que decidieron Marc y Mary, dejar de buscar una justificación, una lógica... Decidieron cerrar los ojos a la hipocresía y bailar al compás de la verdad.
          Dos amigos, dos amantes, dos almas, dos personas; que despojadas de prendas, se vistieron de besos, caricias, de pasión y de respeto.
          Dejaron de lado el miedo a perder la amistad, y descubrieron que de no haber dado ese paso, el engaño y la hipocresía, con el tiempo les habría distanciado.
          ¿Locura vivir lo que vivieron? ¡No!, locura, sería engañarse y vivir con miedo.
 

          Firmado
          Mary

domingo, 28 de abril de 2013

Me quedaré sin aliento.


            Realmente no sé porque te estoy escribiendo esto. Es una sensación extraña la que se está apoderando de mí, de mi corazón y que me empuja una vez más a dejar de pensar y solamente escribir lo que durante todos estos años me ha dado miedo admitir.
          Las gotas de lluvia golpean la ventana de mi habitación, tímidas, pero haciéndose notar... Despiertan en mí tristeza, puesto que ahora y sin saber por qué mis ojos están completamente humedecidos. —No, Eva. Se profesional, has de aparentar lo que siempre se espera de ti—. Pero hoy no puedo serlo.  
          Llevo años engañándome a mí misma, pensando que mi mayor enemigo era enfrentarme a un folio en blanco. —¡Y qué equivocada estaba!—, lo difícil no es llenar ese papel de palabras, sino que lo complejo es que esas palabras tengan sentido y perder el miedo a la opinión de quien lee lo que has escrito. ¡Ese es mi verdadero enemigo!  
          Y más que miedo, es respeto, demasiado respeto... 
          Es difícil describir lo que siento cuando escribo y máxime cuando no son palabras de ciencia ficción, sino sentimientos, que tal vez, tú, ahora que me lees compartas. ¿Cómo se puede superar ésta sensación? ¡No me lo digas!, ¡no quiero saberlo! Porque si llega el día en el que deje de sentir esto, me faltará tu calor y entonces, me quedaré sin aliento... 
 
          Firmado:
          Alguien que nunca dejará de escribir.

viernes, 5 de abril de 2013

Un beso, con sabor a hielo.


           Salí de casa con la única intención de perseguirle, de saber el por qué de su frialdad. 

          Cada día estaba más distante, era extraño en él que habiendo sido un hombre que hablaba por los codos, ahora era parco en palabras. No daba crédito a que el hombre con el que me había casado, se estuviese transformando en un completo desconocido para mí.  

          Cierto es que llevábamos muchos años juntos, y quizás la compañía menos deseada para cualquier pareja había hecho su presencia. ¡Sí!, la maldita monotonía, el que todos los días de nuestra vida fueran igual que el anterior, había hecho mella en nuestra relación. Atrás quedaron los momentos en lo que nos buscábamos como cuando éramos unos niños y nos deshacíamos en besos. Ya nada de eso existía; nuestra relación quizás era ya una mera utopía, gélida y sin vida. Tan solo el canario que con su piar nos hacía sentir un atisbo de vida en nuestro hogar. 

          Quizás es por eso que hoy cuando lo vi más arreglado de lo normal, más perfumado de lo que era normal en él, ése sentido que todas las mujeres tenemos, hizo que me alarmase y saliera tras sus pasos para ver donde iba. 

          Me sentía rara, ridícula, ¡yo que tantas veces le había rechazado en la intimidad!, ahora me veía presa de unos celos impropios de mí. 

          ¿Tal vez sea porque tenemos miedo a perder lo que tenemos? ¿Tal vez porque cometemos el error de pensar, que el amor es para siempre? 

          Maldigo todos y cada uno de los días que le rechacé con absurdas mentiras. Ahora... Tengo que estar viendo con mis propios ojos, como ese hombre que me había convertido en mujer; estaba besándose con otra mujer.  

          Y bien sabe que nada tenía en contra de ella, ¡Si yo me hubiera comportado como debiera! Pensé que lo mejor sería hacer como que nada había visto, que nada había sucedido, ¡total!, un beso tampoco entrañaba ningún compromiso.  

          Pero... ¿Cómo podría mirarle a los ojos esta noche? ¿Sería capaz de hacer que no vi nada? 

          De camino a casa, llena de dolor y rabia por la escena que había visto. Me había propuesto que esa pasión volviera a nuestras vidas, pero mirándome al espejo me desaparecía la ilusión; ya no tenía el cuerpo de antaño, la maternidad había causado mella en mi, mis senos, ya no eran duros y tersos con antes lo eran, y en mi vientre había una cicatriz del nacimiento de mi última hija. Quizás estos malditos complejos hicieron que por el miedo al rechazo, me convirtiera en un maldito témpano de hielo.
 
          -¡Basta ya de complejos!-, me dije. Tienes que reaccionar, no puedes permitir que el hombre al que amas, se te vaya de las manos, y quede en tu mente como un recuerdo más. 

          ¡Sí!, tienes que buscar de nuevo a esa gatita en celo que hay dentro de ti, sorprenderle y hacer que vuelva a ti. 

          Decidí quitarme esos complejos, vestirme tan solo con una pashmina roja, cubriéndome los ojos para de nuevo sentir todo aquello que durante tantos años no quise sentir. -¡Malditos complejos, maldita vergüenza!-. 

          Todavía al escribir este relato, puedo sentir el calor en mi vientre, sus manos recorriendo mi cuerpo y sus besos, aquellos que antes eran de hielo, ahora... ¡Ahora son de fuego! 

          Por fin he podido recuperar al amor de mi vida, quitarme la venda de los ojos que tan ciega me tenía y volver a vivir la pasión que ni antaño tuvimos, y descubrir que sin sus besos y sus caricias... moriría.


 
 
Rubizul
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