Era invierno y hacia frío. Noelia salía del trabajo y se dirigía a comer, toda su historia cambió, cuando de pronto se encontró con Julián.
Él era de las personas que a primera vista te encandilaban, era de tez suave y de ojos verdes, aparentaba alrededor de unos 30 años.
Todo empezó por una sonrisa (sí, algo tan simple), que cambiaría toda la vida de Noelia.
Una vez en el Restaurante, no dejaban de mirarse el uno al otro.
Pasaron varios días y la situación se repetía, en el mismo lugar y a la misma hora.
Todo sucedió un jueves, el día que marcaría su vida.
Esta vez ocurrió algo más que una mirada, él se acercó a ella y le dijo:
- Te llamas Noelia, ¿verdad?
La chica estaba asombrada, le desconcertó el hecho de que un desconocido supiese su nombre.
-¿Cómo sabe que me llamo así?
-Los astros me lo han dicho.
-¿Astros? ¡Ja, ja, ja! (No pudo evitar reírse)
-Jamás he escuchado una estupidez tan grande (le dijo).
Julián tenía la mirada apagada y casi se le saltaban las lágrimas.
Nunca nadie le había hecho tanto daño, un daño que Noelia no le quería haber hecho.
Después de haber comido, ella se marchó a su casa, pero no se dio cuenta de que Julián le seguía.
Al llegar a su casa, sintió que alguien la agarraba del brazo, ella asustada se dio la vuelta y le dijo.
-¿Cómo es que me has seguido?
-¿No crees qué eres demasiado osado?
-Perdona....yo.
-¡Que quieres!
-Sólo tenía que decirte que me gustas.
-¿Estás loco?, no me conoces de nada. Y no me digas que los astros te han dicho cosas sobre mí, porque no me lo creo.
-Te lo creas o no es cierto, desde el primer momento en que te vi sentí algo especial por ti, algo que no sé como describirlo, pero durante estos días ha crecido más y más.
Se ha hecho tan poderoso, que nadie podría cambiar lo que desde hace algún tiempo estoy sintiendo.
Noelia se quedó de piedra, porque las palabras de Julián le hicieron pensar, llegaron tan al fondo de su ser, que una vez allí anidaron.
Se cabreó y le dio un desplante, se subió a su casa con tanta rabia que no pudo evitar ponerse a llorar.
Jamás nadie le había dicho unas palabras tan tiernas y dulces.
Se sentía confusa, todo su cuerpo empezó a temblar.
Durante tanto tiempo se sintió tan sola, que de pronto le asustaba la realidad que Julián le había confesado, una realidad que durante mucho tiempo deseó escuchar.
Al día siguiente, como de costumbre, Noelia salió de su trabajo y se dirigió a comer, pero hoy no se encontró con Julián, en el fondo le echaba en falta, aunque su orgullo impedía que lo reconociese.
Estaba empezando a sentir algo por Julián, algo que cada vez era más fuerte.
Se odiaba, ya que no comprendía como podía sentir eso por una persona, que de la noche a la mañana apareció en su vida.
Pasaron las horas y Noelia salía de su trabajo, y ahí estaba él con un ramo de flores.
Esta vez Noelia fue quien se acercó a él y le dijo:
-Julián, ¿como no has ido al restaurante a comer?
-¿Por qué lo dices?
-Por que.....
-¡Dímelo, por favor!
-¡Está bien!, yo también tengo que reconocer que desde que te cruzaste en mi
camino, también he sentido algo especial por ti.
Ambos se fundieron en un abrazo, y después sus labios resecos se unieron, sellando así lo que entre ellos empezaba a unirles.
Este sería el primer paso de una relación, que el destino les traería grandes sorpresas y experiencias.
Pasaron los días y su relación iba de maravilla hasta que Noelia empezó a sentir mareos por las mañanas.
Noelia tenía miedo y estaba asustada, ya que hacía casi dos meses que el periodo no le bajaba y tenía motivos suficientes para pensar que podría estar en estado.
No podía aguantar más esta situación y, sin pensárselo dos veces, fue al médico para que le realizase el test de embarazo.
Tardarían más de una semana en darle los resultados y ella se sentía más nerviosa cada vez, ya que Julián desconocía el posible estado en el que podría estar Noelia.
Al cabo de la semana, Noelia bajó al médico y este le dijo que el resultado del test de embarazo era positivo.
En ese instante Noelia, se sentía feliz y llena.
Pero,… ¿como decírselo a Julián?
Cuando Noelia llegó a su casa, Julián estaba preparando la comida, notó en Noelia un brillo muy especial en sus ojos, (el mismo brillo que tenía cuando sus cuerpos se unieron formando un solo ser).
Julián le preguntó que cuál era la noticia tan importante por la que su rostro resplandecía de felicidad.
Noelia le miró fijamente a los ojos, y le dijo:
-Felicidades, vas a ser Papá.
Esta noticia no alegró a Julián, más bien todo lo contrario le enfureció.
Le contestó que no quería el hijo, que sería un estorbo en la relación.
Inclusive le dijo que quería que abortase.
Noelia no entendía como Julián pudo reaccionar así.
Se sentía dolida, nunca nadie le había hecho tanto daño como Julián se lo acababa de hacer.
Cada uno se fue a una habitación distinta, no tenían las suficientes fuerzas como para mirarse
frente a frente.
Al cabo de un rato, Julián se acercó a ella y le dijo que la elección estaba en sus manos:
"Él o el niño".
Noelia no dudó ni un instante y le dijo gritando:
- Sin duda alguna me quedo con mi hijo, el lleva mi sangre y a ti te encontré en la calle.
Julián enfurecido cogió todas sus pertenencias y se marchó.
Noelia se sentía sola, ya que no podía contar con el apoyo de nadie, estaba tan asustada que se sentía como arrojada a un precipicio.
Lo único que sabía es que tenía que ser fuerte para seguir adelante con el embarazo.
Pasó el tiempo y le faltaba menos de un mes para dar a luz.
Noelia estaba tejiendo un trajecito para el bebé, cuando de repente el teléfono sonó.
- ¡Ring, Ring!
Noelia se dirigía hacia el teléfono, ya que en su estado no podía hacer ningún movimiento brusco, puesto que el médico le advirtió en una de sus visitas que podría perder al niño.
La sorpresa que se llevó fue demasiado grande, ya que no se esperaba que fuese Julián el que la llamase.
Noelia sentía tanta rabia, que sólo acertó a insultarle por teléfono, tenía que quitarse todo el dolor y toda la rabia que durante este tiempo sintió por la ausencia de Julián.
Julián no supo otra cosa que hacer que decirle todo lo que durante este tiempo necesitaba decir.
Se quedó de piedra, sentía tanto rencor y odio hacia Julián que no se creía ninguna de las palabras que Julián le había dicho.
Sin pensárselo dos veces, Noelia colgó el teléfono.
Ni tan siquiera le estremeció la conversación con Julián, y se puso de nuevo a hacer el traje del bebé.
Pasó el tiempo, y apenas le quedaba menos de una semana para dar a luz. Cuando de pronto Julián se presentó en casa de Noelia con un grandísimo ramo de flores.
Se creía que con este gesto podría conseguir el perdón de Noelia.
Cuando ambos se encontraron frente a frente, se podía notar un ambiente demasiado frío y tenso.
Julián se quedó asombrado ante el avanzado estado de Noelia.
Julián estaba dolido, totalmente arrepentido y olvidándose de su orgullo masculino, no pudo evitar derramar lágrimas.
Sólo que esta vez Noelia no le trató tan fríamente, le escuchaba atentamente.
De repente Julián se acercó a Noelia, la agarró por la cintura y la dijo:
Mi corazón acaricia tu pelo.
mi corazón acaricia tu piel.
mi sangre acaricia mi ser, con sangre de tu cuerpo.
y entre los dos él acariciará nuestras vidas.
Noelia estaba insegura, no podía perdonar ni olvidar el tiempo que Julián le había dejado sola ante esta situación, un tiempo en la que ella luchó por salir adelante, poniendo así en peligro al Bebé.
Noelia se separó de Julián y le preguntó porqué le había abandonado en esta situación.
Julián le contestó que le sorprendió la noticia, y que no se sentía preparado para ser padre.
Noelia le dijo que tenía que haber sido más sensato, que un hijo era una gran responsabilidad por parte de los dos.
Se cayó un instante y luego empezó a hablar:
Un hijo es lo más grande y bello.
No hay nada tan bonito como sentir que un ser está dentro de ti, que se alimenta de ti, que crece y se forma dentro de ti.
Incluso sus pataditas son sinónimos de que se comunica contigo de la forma en la que él puede.
Julián le escuchaba anonadado, cuando de repente Noelia empezó a sangrar.
- ¡Dios mío!, (grito Noelia), estoy perdiendo el niño.
Julián la cogió en brazos y la bajó hasta el coche e, inmediatamente, le llevó hasta el Hospital más cercano.
Cuando llegaron al hospital Noelia no dejaba de llorar, a ella no le podía ocurrir esto, no podía perder al bebé que durante tanto tiempo estuvo dentro de ella.
Noelia, había perdido mucha sangre durante el camino y perdió el conocimiento.
Julián se odiaba y dijo que si al niño o a Noelia le ocurría algo, él no lo podría soportar.
Afortunadamente los médicos pudieron salvar al niño y a ella.
A la mañana siguiente Noelia despertó y se encontró a Julián dormido en una silla, había estado durante toda la noche a su lado.
Noelia despertó a Julián con una caricia, y lo primero que le preguntó es lo que había ocurrido con el niño.
Julián le dijo que se tranquilizase, que el niño estaba sano y salvo y que faltaba menos de un día para que viniese al mundo.
Noelia no pudo contener la alegría y empezó a llorar.
Julián la besó e hizo que se tranquilizase.
Ahora ambos tenían que estar más unidos que nunca, el niño tenía que nacer en un ambiente lleno de tranquilidad y armonía.
Ambos se quedaron dormidos agarrados de las manos, cuando de pronto Noelia sintió las primeras contracciones.
Avisó a Julián, éste estaba tan nervioso que no sabía que hacer, hasta que los gritos de
Noelia alarmaron a una enfermera que se encontraba en la planta.
De inmediato la trasladaron a la sala de partos.
Los gritos de Noelia hicieron que a Julián le latiera el corazón a cien por hora.
No podía soportar que Noelia tuviera que sufrir tanto para traer al bebé al mundo.
Pasaron tres horas y Julián escuchó el llanto de un bebé, nada le pudo hacer más feliz que saber que el niño ya estaba en este mundo; rápidamente, fue a ver a Noelia, su rostro estaba bañado de sudor y de lágrimas, pero en su mirada resplandecía un brillo, un brillo que todo lo decía.
Simplemente con mirarla a los ojos se podía saber lo feliz que se encontraba, pasaron las horas y Noelia dio su primera toma de pecho al niño, un niño hermoso al que pondrían Alex.
Todo el daño que Noelia sintió, se le pasó cuando tuvo por primera vez al niño entre sus brazos.
Fue el niño el fruto de una relación, que con sus altibajos, salió hacia delante.
Al final la felicidad les unió, formando así una gran familia.
Eva María Maisanava Trobo
Mayo 1996