Caminé por la orilla del mar
sin poder dejar de suspirar
No podía dejar de desear
tener su libro para poder soñar
Pero no me daba cuenta, de que estaba soñando,
mientras que las olas del mar me estaban acariciando
Era tan bonito poder soñar
que algún día entre mis brazos su libro pueda estrechar
Y en ese instante poder musitar
“Siempre habrá un lugar para soñar”
Eva María Maisanava Trobo (Rubizul)
16 de Junio del 2012
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