Allí, estaba yo,
dando las últimas caladas a un cigarrillo. Queriendo de esta forma, confundirme
con el humo del cigarro, y penetrar en tu recuerdo. Recuerdo que por más que
has querido olvidar, no has podido. Pero... ¿Qué te creías? ¿Qué solamente tú
eras el cazador? ¡Qué ironía! ¿Verdad?, el cazador siendo cazado por la
aprendiz de loba, hambrienta de pasión y sedienta de tus besos.
¡Mmmm! Era lo mejor que podía haber
hecho, ¿acaso una mujer no puede ser sincera? ¿Solamente son ellos quienes
pueden llevar la iniciativa?
¡No!, ya sabes que yo no soy así, que
escojo a mi victima, le quito la piel de cordero, ¡esa, que ante la sociedad
lleva!, y saco su "yo" más perverso, ése, que tan loca me vuelve; que
hace erizar cada bello de piel, que consigue que las pulsaciones de mi corazón
de aceleren y que la respiración, que antes era tranquila, ahora sea agitada;
como aquel recuerdo, que sin querer se me viene a la mente, mientras que doy
una calada al cigarro, observándote mientras descansas, con el torso desnudo,
cansado...Por haber calmado mi sed, con tus labios y saciado mi apetito, con tu
cuerpo, dentro del mío...
Escrito por:
La aprendiz de
loba
No hay comentarios:
Publicar un comentario