Me levanté un día
sin poder escribir.
Deseando huir
de mi pasado
y queriendo
olvidar que vivo
sin vivir.
Y solo de una manera
conseguí superar
mi mayor condena.
Cerré los ojos,
y hablé con ella.
Con la niña que sufría
y que lloraba de pena.
Ella me liberó
de mi lastre,
y de mi mayor condena.
Me concilié con ella,
con la niña triste
de ojos azules.
Y hemos llegado
a un acuerdo,
ella habita en mí,
y yo, vivo por ella.
Porque sin su vida,
y sin sus recuerdos.
Yo solo sería
un reflejo,
de lo que ayer
fueron sus sueños...
Eva Mª Maisanava Trobo
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