Este
mundo, siempre he dicho que es de oropel, pero, sin embargo, en ocasiones, te
encuentras con situaciones que te hacen ruborizar, pero que sin duda alguna te
llenan de felicidad.
Don Manuel Mejía Sánchez-Cambronero, un gran poeta de Ciudad Real, al ver este montaje que había hecho con mi foto, me escribió este poema.
Y aunque aquí solamente público cosas mías. Pero... cuando, un admirador, de repente te manda esto, pues estoy que no estoy...
¡Vaya! Que me alegra saber, que, a mi edad, todavía tengo mi público.
Tenía
que compartirlo con vosotros, porque todavía.. aunque "pocos" quedan “caballeros”.
¡Gracias,
Don Manuel! Ya se las di en su día, pero como sé que me sigue lo hago también
ahora.
Espero
que a vosotros os guste, porque yo sin lugar a duda, me he enamorado de su buena
péñola.
Y es que, ¡sí!, a los que escribimos no se nos conquista con un cuerpo espectacular; sino que lo consigue un hombre con la cabeza bien amueblada, con buena retórica y sobre todo… con una excelente educación y un mejor saber estar. Y si encima disfruta leyendo lo que nosotros escribimos, ya tiene un gran porcentaje ganado a su favor.
Esta
imagen tan preciosa
donde
está la torre Eiffell,
y
de ese fondo tu rostro
con
claror se deja ver
salpicado de burbujas
y
con esa candidez
que
nace de esa mirada
penetrante
de tu ser,
que
lo va diciendo todo
con
su brillante mudez,
que
no precisa palabras
para dárnoslo a entender.
La
estampa habla por sí sola
y
cuanto en ella se ve
forma
parte del embrujo
que
envuelve el hoy y el ayer;
y
que a la vista la arrastra
sin poderla detener nadie,
porque su atracción
tiene un fuerte no sé qué…
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Manuel MEJÍA
SÁNCHEZ-CAMBRONERO
A
Eva María Maisanava Trobo, con afecto…
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