viernes, 26 de abril de 2019

El problema


El problema no es querer,
sino que aún con todo te quiero.
El problema no es el amor,
sino que pese a todo te amo.

El problema no es desear,
sino que aunque no deba te deseo.

El problema no es que te quiera,
sino que tú me quieras.
El problema no está en una mentira,
sino en ser estúpidos y engañarse.

El problema no es que estemos casados, 
sino que aún así nos amemos.

¡Ése y no otro es el verdadero problema!




Te amo
00:07 29/03/2019

Eva María Maisanava Trobo

Porque eres tú ese hombre



Porque eres tú ese hombre
que aún en la distancia 
se adueña de mis sueños.

Porque eres ese amante
que con sólo su mirada
me hace volar sin tener alas.

Porque la cicatrices en nuestros corazones, 
son batallas que decidimos sanar con nuestros besos.
Porque lo que tenemos es sólo nuestro
y todo lo demás una burda falsa.



12/03/2019 0:02

jueves, 28 de marzo de 2019

La muchacha y el gorrión


Cada noche al cerrar los ojos, una escena se apoderaba de mí, era un gorrioncito que se apoyaba en la ventana. Durante muchos días, cuando el cansancio me cerraba los ojitos, antes de que Morfeo me llevara a su mundo, el gorrioncito se apoderaba de mi mente.

Estaba pasando por un mal momento en mi vida personal y durmiendo era la única manera en la que podía olvidar lo desdichada que me sentía, porque creía que ya nadie me quería.

Llevaba mucho tiempo encerrada con la idea de luchar por algo que sólo me estaba perjudicando, que me aportaba más tristeza que alegría. Aparentemente parecía fuerte y fría en cuanto a mis sentimientos; muchos me miraban como a una mujer altanera a la que hay que pedir cita para hablar con ella. La máscara con la que me defendía, del posible daño que me hicieran, era la causa, por el que muchos ni reparaban en mí presencia, ni aún menos en mi interior.

Llegué cansada del trabajo, agobiaba por la presión de querer hacerlo todo bien, como pensaba que los demás esperaban siempre de mí.

Me tumbé en la cama para echarme la siesta y desconectar, cuando en mi mente otra vez el gorrión se hizo presente. Pero… en esta ocasión, el sueño era completamente distinto, porque el pajarillo me rozó con su pico los labios y me habló.

—Sí, sí… seguro que os habréis quedado tan asombrados como me quedé yo en aquel instante—.

De repente me vi rodeada de un mundo que no era al que estaba acostumbrada —ya no llevaba el pijama que me había puesto para dormir—. Era un mundo donde los animales hablaban, donde las hadas y los duendes que habitaban en él constantemente sonreían y con un sinfín de gorrioncillos volando por las nubes.

Llevaba un vestido dorado de hada y con unas alas fantásticas que me permitían volar, olvidarme de la realidad, sentirme libre y segura.

Un mundo en el que todos los sueños se hacían realidad, hasta lo imposible era posible. Ese gorrioncito, desprendía una luz extraordinaria… sentía que era mi ángel protector. Podía volar a su lado por encima de las nubes y posarme en un manto de flores para descansar del maravilloso viaje.

La conversación con Tyno —que era como se llamaba el gorrión—, estaba llena de palabras alentadoras, pero… no puedo resumirlo. Así que mejor os escribo lo que en ese instante me dijo.

—¡Hola, muchacha de ojos azules llorosos!, ¿por qué siempre estás cabizbaja y llorando? ¿Quejándote de la vida siempre?

—La soledad me da miedo, la vida cada día me resulta más complicada de entender y en el mundo en el que vivo, las personas no tienen apenas ya sentimientos. Es un mundo en el que todos van acelerados, en el que han perdido sus principios y valores, un mundo… cada día más frío e indiferente.

—¿Acaso piensas que este mundo dista mucho del tuyo?

—¡Claro! Aquí se respira paz, tranquilidad, comprensión, humanidad… por lo poco que he podido apreciar.

—Cierto muchacha, pero… este mundo es paralelo al tuyo, un mundo en el que solamente las personas con buen corazón e ilusión… tienen la posibilidad de conocer. Desde aquí podemos ver cada movimiento que día a día podéis vivir en el vuestro, somos conscientes de lo desconsiderados que en ocasiones sois. Pero tú, ahora estás aquí, y tienes la oportunidad de poder ver y entender muchas cosas, muchas…; cada uno de nosotros fuimos humanos en vuestro mundo, cometimos errores como vosotros, unos imperdonables y otros menos importantes, que nos permitieron tener alas y poder volar…

—¿Perdona? No entiendo… ¡Qué me quieres decir!

—Presta atención y escucha, muchacha.

En este mundo, donde estás ahora, está clasificado por tres grupos de habitantes.

Los animales terrestres —aquellos que en tu mundo fueron egoístas, arrogantes y con mal corazón—, una vez que murieron y vinieron aquí, se les otorgó un cuerpo con cuatro patas para tener que agachar la cabeza para comer, estando al nivel del suelo y así aprender a ser humildes. Pero no les otorgaron alas para poder volar… Es como un pequeño castigo, por lo que anteriormente, en vuestro mundo, hicieron. 

Luego están los duendes y las hadas —que sus errores fueron menores como en alguna ocasión tener inseguridad, sentir desamor y miedos—, por eso una vez que murieron y vinieron aquí se les dieron alas para poder volar y de esta forma coger confianza en su persona.


—Entonces Tyno… tú… ¿por qué eres un gorrión?

—Muchacha… yo en tú mundo era un hombre que no dejaba de trabajar, que vivía por hacer felices a los míos y un día me diagnosticaron cáncer; me indicaron que me quedaba poco tiempo de vida. Solamente tenía 30 años cuando me lo dijeron, y… ¿Sabes una cosa muchacha?

No dejé de luchar, vencí mi miedo, superé obstáculos, ayude a todas las personas que me necesitaban… aún a sabiendas de que sólo me quedaba un aliento de vida. Pero por mucho que luché, la enfermedad me venció y cuando vine a este mundo, me concedieron el cuerpo de un gorrioncillo con alas, ya que debido a mi experiencia podía ayudar a todas aquellas personas que aún no comprendían, que todo pasa por algo. Que no dejen de decir un te quiero a diario, porque no existe el mañana, que no dejen de luchar por sus sueños, porque si lo dejan para más tarde, puede… que nunca los puedan llevar a cabo; que vivan su vida en un presente y no haciendo planes para un futuro lejano. Que vivan el aquí y ahora, porque el MAÑANA, no existe. Que por muchos sin sabores que te de la vida, por muchos obstáculos que tengas que vencer, tienes una cosa maravillosa que en ese instante nadie te puede arrebatar…TU VIDA.

—¿Tengo que entender que si he podido tener el privilegio de poder visitar este mundo es para cambiar mi forma de ser?—.

—Desde luego muchacha… llevábamos mucho tiempo observándote y era tan difícil ser indiferente a tus miedos, que me posaba cada día en la ventana de tu habitación para guiarte. Eres joven, dulce en ocasiones, arrogante en otras, pero… por encima de todo tienes un inmenso corazón y unos sentimientos ya difíciles de encontrar, por eso antes de que te convirtieras en un gorrión como yo, quería que tuvieras la oportunidad de disfrutar de todo aquello que yo no pude cuando el cáncer se apoderó de mí.

Vive, lucha, pelea, llora, grita, tiembla… porque todo forma parte de la vida.

—¡Vuela muchacha, vuela…!—

De repente un ruido en la habitación me despertó, era mi gatita que cómo de costumbre cuando me echaba la siesta tenía la manía de darme con su patita y despertarme del sueño.

Aquél despertar cambió mi vida, mi forma de ser, mi universo entero...

Yo no tengo duda de que algún día seré un gorrión y espero, que al leer esto, tus principios y tu forma de ser cambien, así, también podrás ser libre y volar...


Eva Mª Maisanava Trobo 28/03/2019





Desde mi ventana.


          Todo había terminado entre tú y yo. Tan solo nos unían unos recuerdos que, a golpe de llorar, ya se estaban desvaneciendo. No había ni una conversación, ni un hola, ni un te quiero, solo un frío hasta luego. Nuestros encuentros distaban mucho de lo que hace años eran; tal vez mi carácter se había agriado, o quizás la preocupación de tener que hacer cábalas para llegar a fin de mes me había convertido en esa mujer que ahora era: insegura y con miedos. Aquel día, cuando viniste a visitarme por última vez, a hacer uso de lo que considerabas de tu propiedad, te rechacé. Fue entonces cuando te conocí. —¿Qué ironía, verdad?—.

Después de haber estado años y años dándome a ti, resulta que lo único que conocía de ti era tu físico; jamás había reparado en indagar sobre tu personalidad.

 

Hasta que llegó ese momento en el que quise arrebatarme la vida y poner un punto final a esta maldita agonía. Sangre, temblores, lágrimas y miedo, sobre todo miedo, eran las palabras que más se acercaban a definir lo que me hiciste vivir. Pero todo ese dolor tenía cura, todos, menos el desgarro de mi corazón.

Mataste mi ilusión, mientras que mi cuerpo, ultrajado por el dolor, con el tiempo se recuperaría. Tardé algún tiempo en volver a creer en mí, en apartar de mí la sensación de creer que lo había provocado todo.

Gracias a Dios, ahora tengo ganas de volver a sentirme viva, de querer sentirme de nuevo mujer entre los brazos de un hombre, y de querer refugiarme en esos abrazos que tú me negabas.

Quedan minutos para que él acuda a la cita que tenemos. Lleva meses ayudándome a olvidar, a superar mis miedos.
Ahora, desde la ventana de mi alcoba, veo cómo el hombre de mi vida se baja del coche para subir a mi habitación. Tengo miedo, y mucho; le amo y, a pesar de todo, los fantasmas del pasado se apoderan de mí. Quiero ser fuerte y olvidar, quiero ser libre y volar, pero... me da miedo que al despertar, él se vaya de mi lado y nunca más pueda volver a soñar.


Ena 28/03/2019 13:40


jueves, 14 de marzo de 2019

Reseña de Escorts,una semana en París. Por Rocío Ruiz

Así es Rocío quería que conocieses a Giselle, porque solamente conociendo su vida se puede llegar a entender la continuación de su historia.
En cuanto al Sr. Rodríguez se refiere y si este le hará sentir lo que en estos instantes ella anhela todavía ni tan siquiera yo como escritora de su vida lo sé. Si el capítulo lo escribiera hoy te aseguro que sería demasiado triste y ella más que nadie merece ser feliz.

Así que dejaremos que transcurra el tiempo para que otra vez y de nuevo me meta en la piel de Giselle para sentir, vivir, comportarme y actuar como ella lo haría.

Volveré de nuevo a confundir la realidad con la ficción, a no saber si ella escribe mi vida o yo la de ella. —¡Qué más da!—, ¿no crees?.

Gracias por tu reseña y ya veremos si el Sr. Rodríguez tiene a bien contestar el mail que Giselle le envío o por el contrario hay otra profesional que ha hecho que se olvide de ella.


Reseña de Escorts, una semana en París.


Quería conocer a Giselle, desde que tuve conocimiento de su existencia en el blog literario que dirige su creadora, y ésta me la envió sin dudarlo.

Atravesó la frontera llegando a Portugal. Se me presentó ligera de equipaje, casi desnuda, como dice Machado, y entre su bagaje traía una cariñosa dedicatoria.

Entre el rumor suave del mar, y el sol que acaricia nuestros cuerpos, Giselle Bayma se ha desnudado de cuerpo y alma, para contarme sus más inconfesables secretos, sus avatares, sus amores, sus decisiones, a veces, difíciles de entender.

Ahora la conozco, no la he juzgado, tan solo la he dicho: —nunca digas de esta agua no beberé—. Ella me ha confesado que quiere volver a la vida de antes, pero no por dinero, sino para volver a sentirse viva. Ansiosa me quedo en esta playa, con la incertidumbre de si el Sr. Rodríguez, será capaz de hacerla sentir lo que ella más desea…y retando, desde este momento, a Eva María Maisanava, para que no demore demasiado tiempo en desvendarnos los últimos acontecimientos, que tan magistralmente sabe narrar.


Rocío Ruiz

martes, 26 de febrero de 2019

Al despuntar el alba.



Cada noche al irme a la cama
e intentar conciliar el sueño,
mis ojos se llenan de lágrimas 
al recordar tus caricias sobre mi cuerpo.


Cada vez te extraño más al anochecer 
al igual que anhelo el reflejarme en tu mirada,
esa mirada que hizo darme cuenta 
que sin tu presencia en mi vida
yo seguiría siendo un alma más en pena deambulando sola, triste, vacía y a la deriva.

Me acostumbré a no sentir nada 
y ahora siento tanto amor que me duele.
Como duele no poder decir lo que te amo
mirándote a los ojos... al despuntar el alba.





Eva María Maisanava Trobo 
1:25 26/02/2019

sábado, 29 de diciembre de 2018

Y ahora


Y ahora...
Que no debía
me enamoré de ti en un sólo día.

Y ahora...
Que por temor te has alejado
solo Dios sabe lo que te he extrañado.

Y ahora...
Que ni tú, ni yo debemos
es cuando más nos queremos.

Y ahora...
Ahora, que sean nuestros cuerpos
quienes con besos y caricias se digan,
lo que nosotros ya sabemos.

Y ahora...
Que dejen de juzgarnos
por habernos enamorado.

Eva Mª Maisanava Trobo
28/12/2018

domingo, 23 de diciembre de 2018

Caminar de la mano




Me hice la ciega
porque mis ojos se negaban a ver
lo que mi corazón ya entonces veía.

No tuve el valor de reflejarme en tu mirada
y hoy pese a todo he de confesarte que estoy enamorada.

Quise huir de lo que sentía
y proteger nuestra amistad,
pues era el mayor tesoro que poseía.

Pero llegó el momento, llegó ese día,
en el que me reflejé de nuevo en tu mirada
y tuve que admitir lo que sentía.

¡Siempre seremos amigos!,
un día nos lo prometimos.
Pero... ahora dime,
¿qué hacemos con lo que hoy sentimos?

Qué fácil es enamorarse de un desconocido
y qué miedo da amar a quién antes has querido.

Qué sencillo es engañar a los demás,
pero qué duro es querer engañarse a uno mismo.

Qué sencillo era antes caminar cogidos de la mano cuando éramos solo amigos;
y ahora que nos queremos ni podemos compartir el mismo aire
que antes al caminar de la mano compartíamos.


Eva Mª Maisanava Trobo 23/12/2018

viernes, 21 de diciembre de 2018

Pese a todo y a todos, Feliz Navidad

Durante muchos años he tenido esta imagen como fondo de pantalla en mi ordenador y hasta hoy no he reparado en ella. Y tal vez sea porque en ella se refleja lo más parecido a la amalgama de sentimientos que de nuevo y en forma de historia se apoderan de mí para escribiros una situación real en la que se encuentran muchas personas, más de las que os podéis imaginar. 


No creo que sea necesario que os diga como me llamo, ni creo que sea relevante para que este conjunto de palabras que pretenden hacerte ver que la vida no es siempre lo que la sociedad nos impone, que la vida no es lo que los demás esperan de uno, sino que la vida hay que vivirla como uno quiere —sin hacer daño gratuito, sin duda, pero sí... como uno quiere—. Porque solo hay una vida, no hay más... y como tal hay que vivirla.

Me miro cada mañana al espejo y todavía me siento atractiva y sin embargo el hombre con el que amanezco cada día, si saber cómo ni porqué dejó de mirarme, ya no recuerdo que día fue el que dejé de reflejarme en su mirada...

Caminas de un lado hacia otro, te derrumbas, sabes que no debes hacerlo, y sin embargo... después de sentirte como una estatua insultantemente atractiva, pero gélida y fría, te das cuenta que necesitas de nuevo de esas manos de aquél escultor que cuando apenas tu belleza empezaba a despuntar, te esculpió y te convirtió en la maravillosa escultura que eres hoy.

La sociedad te impone que es lo que hay, que tendrás que esperar...; pero ya no puedo esperar, me niego a estar muerta y no poder respirar. Necesito expandir mis alas, necesito sentirte libre y de nuevo volar.

No quiero razonar más, no quiero preguntarme las consecuencias que podría traer el dejarme llevar. Deber y querer no siempre han de ir de la mano.

Enciendes el ordenador con el firme propósito de mandar un mail a ese hombre que hizo tambalear los cimientos de tu vida. Han pasado muchos años, no sabes que será de él; el tiempo y la distancia hacen mella y se encargan en ocasiones de borrar recuerdos —que aunque latentes ahora en mi—, en él seguramente bien puedan haber sido borrados por otros besos, por otras caricias... Suspiro, pienso... Ahora tendrá 50 años. —¿Qué habrá sido de él? ¿Quién estará encendiendo su piel? ¿Quién será la afortunada de beber de sus labios y calmar su sed?—. La curiosidad puede más y me decido a escribirle un mail: 

Destinatario: —Jamás lo diré—

Asunto: Hazme sentir mujer...

¡Hola!

Sin duda han pasado muchos años en los que usábamos esta cuenta de correo para citarnos y entregarnos a la pasión. Una situación fría para muchos y sin embargo a nosotros siempre nos ha servido como antesala para lo que después serían unos encuentros llenos de deseo, de respeto y de una increíble admiración. Ya no soy esa niña que temblaba en tus brazos, sino que esa flor que llamó tu atención y a la que acariciabas con ternura, hoy de nuevo te pide que la riegues con pasión.

Sabes que no soy de darme a cualquiera y por eso me pongo en contacto contigo. Libre estas de que no querer hacerme temblar como sólo tú lo has logrado.

Sin duda prefiero acariciarme pensando en los recuerdos que tener que aleccionar de nuevo a un amante que ni en sueños me hará sentir lo que entre tus brazos solo puedo sentir.

No me juzgues.
Besos...


Pasa un día, otro...


Tu vida sigue siendo pura rutina, todos los días iguales. Hasta que tiempo después cuando ya te habías hecho a la idea de no ver el sol nunca más —la contestación de aquél mail que enviaste hoy está pendiente de abrir en tu bandeja de entrada— y de nuevo un rayo  ilumina tu piel.


¡Hola!

¿Qué tal? Hace muchos años que dejé de abrir el mail, perdí la esperanza de volver a verte o por lo menos saber de ti. Mucho tiempo... Yo también he recordado y he disfrutado con tu recuerdo.

—¿Cuándo te he juzgado? Ya sabes que soy parco en palabras, pero en contestación al asunto del mail, te diré: —Me encantaría—

Como siempre, dime lugar y hora y allí estaré.



Lo que a muchos les resultaría unas palabras frías, en él y conociéndole era de lo más sinceras.

En ocasiones las palabras sobran. Como nos sobró la ropa aquél día cuando frente a frente desnudos, después de catorce años sin vernos, la química, el deseo, la complicidad, el saber estar y la pasión estaban tan latentes como el primer día...

Cuando llegas a casa tu vida sigue siendo igual de rutinaria pero con esos pequeños y cómplices momentos que te devuelven la vida.



Eva María Maisanava Trobo

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