Hoy podría ser una tarde cualquiera, pero no lo
es. Me siento inmensamente feliz y extremadamente excitada. Y no, no es porque
esté ovulando, me haya tocado la lotería ni porque las guerras hayan finalizado
—algo que me encantaría—, sino porque acabo de venir de dar una vuelta por
Madrid, de esas escapadas que suelo hacer sin decir dónde, ni lugar, ni si voy
a estar con alguien o no, pero que irremediablemente me regalaré “instantes
así” mientras pueda.
Pues bien… llevaba mucho tiempo sin escribir en
el blog algo que no tenga que ver con mi carrera de escritora, pero es que las
fechas me obligan a hacerlo, y más que las fechas, “mi diablito interior”, que
un año más gana al “diablito bueno” y me está empujando, como es normal en mí,
a robar, cambiar de sitio… una “bolita de Navidad”. 
Y es que os aseguro que intento no hacerlo, pero
no puedo. Es llegar diciembre, ver las calles adornadas, ver a esos arbolitos
de Navidad que tanto me gustan y, cómo no… a esas “bolitas” que tanto me llaman
la atención. Y, para qué negarlo, este año, aunque salvo porque mi Tata
encontró donante, mi intervención en mayo y por el nacimiento de mis criaturas
literarias, el resto ha sido nefasto. Aun con todo, no voy a dejar de hacerlo,
y todavía más porque este año “mi padre”, que ya es una estrella más, se alegrará
desde arriba viendo cómo un año más cumplo con esa tradición que lleva en mi
vida desde los 14 años, es decir… hace 35 años. —¡Qué dolor!—.
Este año la robaré de color azul, no solo por mis
ojos, sino porque a mi padre le gustaba ese color. Así que, queridos
seguidores, amigos… no os dé reparo invitarme a vuestra casa a tomar café; yo
llevo algo para la merienda, pero lo que sí debéis saber es que, cuando me
vaya, os tocará hacer inventario en la decoración navideña de vuestro hogar.
Aunque creo que, después de leer esto, solo estoy consiguiendo tirarme arena en
mi propio tejado.
Desde mañana, 5 de diciembre —bonito número, ya
que me trae buenos recuerdos— y hasta el 24 de diciembre inclusive, tendré que
llevar a cabo mi “trastada anual”. Y, en el fondo, reconocedlo: os encanta a
vosotros también leer esta entrada y, sobre todo, cuando escribo la siguiente
confirmando que lo he logrado.
Mañana he quedado con un amigo para comer y es en
la cafetería donde la robé el año pasado. ¿Conseguiré liarle para que sea mi
cómplice?
Hasta que haya conseguido mi hazaña, os deseo lo
mejor del mundo.
Salud y suerte.
Stella Bayma
04/12/2025 – 20:18
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas gracias por dejar tu comentario. Para mí es muy importante.