miércoles, 9 de abril de 2025

Más allá del escote.

 


 

No todo lo que enciendo, lo toco.

Ni todo lo que arde, lo provoco.

 

Hay una tensión más poderosa que el deseo:

la que nace entre dos mentes

 que se intuyen

sin tan quisiera rozarse.

 

De siempre he sabido que no hace falta provocar con escote,

ni cruzar las piernas con intención,

ni sostener miradas para invitar.

A veces,

 solo me basta con una frase,

una pausa, una presencia, un silencio y una mirada.

 

Sé que despierto deseo.

No por cómo visto,

sino por cómo pienso.

Porque escribo lo que muchos no se atreven ni a sentir

y todavía menos a decir.

 

No me interesa excitar por mi cuerpo,

sino por mi pensamiento.

Porque lo físico se sacia,

se acaba,

se deteriora con el correr del tiempo.

Pero cuando logras habitar en la mente,

de ésta, es casi imposible, que te saquen;

pues ya no eres solo un deseo,

ni un anhelo, sino: un pensamiento.

 

Y eso, lo sé, incomoda.

 

Porque hay hombres que saben tocar,

pero no sostener una conversación.

Otros que saben observar,

pero no escuchar.

Otros que desean,

pero no entienden

y aún menos comprenden

 que el deseo,

nace de la mente.

 

Yo no busco provocar.

Solo soy como soy.

Y eso, a veces, se convierte en una llama

que algunos no saben cómo apagar

porque ni están a la altura de lo que sienten

y todavía menos de lo que significa amar.

 

No estoy aquí para ser deseada.

Estoy aquí para ser respetada.

Porque la piel se olvida.

Pero una pluma sutil y afilada

se recuerda toda la vida.


Ena 09/04/2025 19:30


Gracias por estar (incluso en silencio)

 

No suelo hacerlo. No tanto como debería. Pero hoy me nace, con toda la honestidad del mundo, daros las gracias por estar, por arroparme con vuestras visitas. Es el abrazo más cálido que puedo recibir.

Gracias por seguir, por leer, por escuchar, por acompañarme.




 

Gracias a quienes siguen La Revista de Todos —99 personas.

A quienes se han suscrito a mi blog personal —37.

A mi gente en Facebook —62.

A quienes me leen en Instagram —186.

A quienes ven y escuchan en YouTube —196.

Y a quienes me encuentran en Twitter/X —122. 



 

Pero los números no lo son todo. Sé que hay más personas ahí. Personas que me leen sin seguirme, que escuchan sin suscribirse, que pasan por aquí sin dejar rastro. Y a todas ellas también he de darles las gracias.

Cada canal tiene su pulso, su modo de respirar. Pero todos comparten un mismo nexo: mi entrega a vosotros. A los que me leéis, a los que me escucháis, a los que hacéis que todo esto cobre sentido.

Porque detrás de cada lugar, hay una presencia. Una persona. Y eso nunca lo pierdo de vista. Significáis mucho para mí.

A fin de cuentas, el escritor y el lector siempre serán dos amantes que, a escondidas, terminan haciendo el amor y encontrándose en la intimidad de las letras. Y a quienes me escuchan, gracias por permitirme darles el cálido beso de las buenas noches.

Por eso, si estás aquí y solo me sigues en uno de estos espacios, te invito a darte una vuelta por los otros.

Tal vez haya algo más que te apetezca leer, mirar, descubrir.

 

Y si decides seguir solo desde la distancia, desde ese rincón tranquilo donde te sientes cómodo o cómoda, también está bien. Lo importante es que estés.

Gracias por estar. Gracias por volver. Gracias por acompañar.

 

Ena


 

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martes, 8 de abril de 2025

Desearla no es conocerla

  

Me han preguntado cómo soy, o cómo creo que me ven los demás.

Y aunque no suelo hablar mucho de mí, esta vez voy a intentarlo. Más que nada, por dar respuesta a esos seguidores que se ponen en contacto conmigo de vez en cuando.

 

Soy tímida, pero no invisible. Me gusta escribir, bailar, interpretar, modular la voz… 

No lo hago por mostrarme o sentirme superior, sino porque es la manera en la que me siento más viva. A veces dicen que tengo cara de niña y cuerpo de mujer. Que parezco dulce, pero que dejo huella: una impresión fuerte.

No sé si será veraz o no, pero me gustaría pensar que algo de eso sucede en quienes me miran.

Con este relato no pretendo definirme. Más bien, es sólo una forma de responder a lo que, en ocasiones, me cuesta decir con palabras.

 

Ena camina por el mundo con la delicadeza de quien ha aprendido a hablar con el cuerpo antes que con las palabras. Su timidez no es un muro, sino un velo de gasa que cubre un universo de emociones, ideas y belleza. Escribe como quien respira, baila como quien sueña, y su voz —cuando la modula— tiene el poder de estremecer sin necesidad de elevar el tono.

No se ofrece al mundo con estruendo, pero su presencia se queda.

Hay algo en ella que no se explica fácilmente: una mezcla de ternura y fuego, de disciplina y poesía.

Los que la miran, ven una mujer dulce. Los que la escuchan, descubren a una artista. Pero sólo los que se atreven a acercarse de verdad intuyen que es una mujer que guarda en silencio un alma capaz de iluminar, de susurrar, de dar paz y a la vez de despertar el deseo con la misma intensidad.

Y, sin embargo, ese resplandor —en lugar de invitar— la mayoría de las veces, aleja.

Hay hombres que se sienten fascinados por su misterio y por esa mente que escribe, pero temen quedarse atrapados en algo más profundo.

La desean, sí, como se desea una flor exótica, un fuego que calienta sin quemar. Pero amar… amar de verdad a una mujer así requiere valor. Y muchos, al intuir la hondura de su alma, prefieren quedarse en la orilla.

Ena lo ha notado: ha sido más veces deseada que amada, más veces admirada que elegida para quedarse.

Pero por encima de todo, Ena siempre será eternamente inolvidable.

Porque quien la haya leído una vez, tendrá la necesidad de hacerlo otra y otra. Quien haya escuchado su voz, a escondidas, necesitará seguir haciéndolo. Y quien haya osado querer tener algo con ella —sea por impulso o por deseo pensado— quedará, para siempre, en el recuerdo y en el escondite más recóndito de su alma.


Ena
08/04/2025 – 2:30


lunes, 7 de abril de 2025

Lo que se vive, se olvida.

 

A veces escribir es un alivio. Otras veces, una carga. Este texto nació en uno de esos momentos en los que quería dejar de escribir… y no pude.

 

 

 

 

¿Cuándo dejar de escribir?

 

No siempre hay algo que contar;

y más que "cantar",

que lo sientas en el alma.

 

El todo por el todo

no es necesario;

ni escribir para que tu ego crezca,

ni tener más seguidores.

¡Es del todo innecesario!

 

Siempre es mejor

que te echen de menos

a que lo hagan de más...

 

Pero es cierto,

que en ocasiones,

la literatura te esclaviza.

Quieres tomar un descanso

y no puedes.

¡Hasta el alma te duele!

 

Muchas de las veces,

la literatura

se apodera de ti

y de tus emociones.

 

Escribir: siempre para sanar,

pero nunca para olvidar.

 

Porque lo que se escribe jamás se olvida.

Y, aunque complejo de entender para los que no lo hagan...

Lo que se vive: se olvida.

 

 

Ena 9:52 7/Abril/2025


viernes, 4 de abril de 2025

Más que por mí, por ella...

 


Hoy, por fin, mi niña, sonríe contenta,
y lo descubrí al mirarme al espejo,
como acostumbro cada mañana.
En mis ojos vi su reflejo.

 

Días atrás, mis ojos estaban rojos,
el silencio me atormentaba,
la ambigüedad me tenía devastada,
y mi sufrimiento la afectaba a ella.

 

Fue ella, la niña, la rebelde,
la que me sostiene y me guía,
quien me dio el valor para hacerlo;
sabía que sufriría,
pero que valdría la pena,
aunque solo fuera por mirarme al espejo
y ver su reflejo de nuevo en mi mirada.

 

Es curioso que, siendo ella más niña que yo,
lo tuviera todo mucho más claro.
Debería haberla escuchado antes,
cuando ya en agosto, lloraba de pena
entre hacer lo correcto o lo que sentía.
Menos mal que, aún tarde,
reaccioné a tiempo.


Nada me habría dolido más
que perderla a ella.
A esa niña por la que río,
por la que bailo
y hasta por la que escribo.


Sin ella, sin mi niña,

no sería más que un ente a la deriva.


Ena 04/Abril/2025 18:07



La mirada que escribe por mí.

 


 

No sé muy bien por qué sucedió,

o quizás, el destino, caprichoso,

así lo quería.

Pero desde aquel día

en que nuestras miradas se cruzaron,

algo cambió en mí,

pero sobre todo en mi manera de escribir.

 

No es que no encuentre las palabras,

ni me resulte complicado escribir

pero cuando recuerdo tu mirada,

 estas fluyen solas.

Y eso, me da miedo: lo he de admitir.

 

No se trata de amor,

 ni de deseo,

¡qué va!

Es como si tus ojos

abrieran un candado en mí.

Y eso solamente lo has logrado tú,

con esa manera tuya de mirar.

 

Por eso, aunque lo sepas y nunca digas nada,

no dejes de mirar de esa forma,

porque aún en la distancia,

mis musas se alimentarán

del brillo de tu mirada

y de esa manera,

yo, podré seguir escribiendo.

 



Ena 13:42 04/Abril/2025 

Nota: Escrito desde el respeto y si alguien se refleja,

 jamás será por mi luz, sino por su sombra.



jueves, 3 de abril de 2025

"Primavera, letras y una cita ineludible"

 

Hola a todos, sea la hora que sea al otro lado de la pantalla.

Para mí, la mejor época del año es, sin duda, la primavera. No porque “la sangre se altere”, como suele decirse, sino porque marca la cuenta atrás hacia mi cumpleaños. Sí, tengo 48 años… pero os confieso que lo vivo con la misma ilusión que cuando era niña. Me encanta celebrarlo, disfrutarlo y compartirlo.

Aprovecho también para contaros que tenemos preparado un especial —y lo digo con todas las letras— maravilloso con motivo de la festividad de Sant Jordi. Como siempre, en nuestras entradas encontraréis amor, deseo, humor, rabia… en fin, jirones de vida, de los que todos estamos hechos. 

No quiero que penséis que cualquiera puede convertirse en “materia prima” para nuestras historias —¡tranquilos!— pero sí os diré que, al menos en mi caso, observo mucho, escucho más, y mi memoria es una especie de archivo con acceso rápido. Si a eso le añadimos una pizca de imaginación… bueno, a veces consigo que sintáis que eso que leéis, de algún modo, ya lo habéis vivido.

Y no, no es tan fácil como puede parecer.

No me alargo más. Solo he de recordaros que tenéis una cita con nosotros el próximo 16 de abril, cuando podréis leer el contenido de todo lo que saldrá publicado una semana después, en el día de Sant Jordi.

Os deseo de corazón una feliz Semana Santa. Si el tiempo lo permite, espero poder escaparme unos días a Las Navas del Marqués —del 17 al 20—, aunque no quiero hacerme muchas ilusiones ya que en San Valentín quise subir y al final no fue posible. Veremos…

Hasta entonces, salud y suerte.

Sed buenos, sed malos… pero eso sí, no me seáis infieles.

 

Un abrazo,

La Directora de La Revista de Todos

Resonancias: un regalo hecho palabra

  

Buenos días, tardes o noches.

He estado fuera de cobertura unos días… Un ataque de migrañas horrible me tuvo a raya, y ayer me infiltraron. La buena noticia es que estoy genial—nada que ver con ocasiones anteriores—, por suerte.

Lo más bonito de ser escritora, además de emocionar a tus lectores y sentir que forman parte de ti, es recibir comentarios —con nombre o sin él— que, de cualquier manera, te hacen feliz. Es un detalle que está por encima del dinero.

Que te lean y te comenten… es simplemente impagable.

¿Y qué decir cuando alguien decide crear un poema basado en una foto tuya? No encuentro las palabras de agradecimiento.  


Creo que no hay mejor manera de comenzar el mes de abril que con una entrada tan especial y única como esta.

Hay detalles que trascienden lo cotidiano y se convierten en puentes sutiles entre almas. 

Este poema, está escrito por un seguidor mío y que a la vez, es un honor, tenerlo como escritor de La Revista de Todos, que decidió regalarme su voz en forma de versos, es uno de esos gestos que no te bloquean… todo lo contrario: te inspiran y te llenan de alegría.

“Resonancias” no solo es un poema. Es una mirada profunda, una caricia hecha palabra, una interpretación sensible que me tocó el alma —he de confesarlo—.

Hoy lo comparto con todos vosotros, no solo como una expresión de gratitud, sino también como un recordatorio del poder que tienen las palabras cuando nacen del corazón.

Que cada verso os resuene, como lo hizo en mí.

¡Gracias, de corazón!

Eva Mª Maisanava Trobo



Resonancias.

 

Escondidas bajo delicado abrigo palpebral,

allí, en el profundo cristalino de tus ojos,

bellas y sensuales historias son reveladas;

son reveladas....sentidas y expresadas.

 

Mientras agraciadas líneas ondulantes danzan,

danzan y enmarcan junto a discretas pestañas

aquel profundo y fascinante cristalino,

sinuosos pómulos lo encajan y hermosean.

 

Brillantes hilos ocres y oscuros castaños

deslizan sus rutas por acariciantes dunas;

dunas de sorprendentes y delicados parajes

cual exquisitos y deliciosos sonidos verbales.

 

Bajo bello y sensual olfato se esconde la puerta;

la puerta donde transpiran los sonidos y ecos;

resonancias del alma; del alma que transpira;

que transpira; crea y expresa; narra y canta.

 


Hollman Barrero / El Sembrador

Colombia / Copyright

lunes, 31 de marzo de 2025

Demasiado mujer para tan poco gesto.

 

“Lo que una vez dolió, hoy solo merece ser contado como quien cierra la última página de un capítulo innecesario.”

 

Demasiado mujer para tan poco gesto
(por Ena)

Una vez, una mujer fue a consulta por una lesión… y salió con una historia que no estaba en el diagnóstico. Ni en el protocolo.

Él, el de la bata, cruzó la línea. No con una frase vulgar, ni con una proposición indecente. ¡No! Lo hizo como suelen hacerlo los que saben que están al borde… y aun así avanzan.

Un gesto. Un roce. Un susurro disfrazado de silencio.

Ella, que no era ingenua pero sí respetuosa, se contuvo. Porque no todas las respuestas se dan en voz alta. Y no todas las batallas se libran al instante.

Durante meses, escribió. No para vengarse. Sino para no enfermar de silencio.

Él no lo supo sostener. Ni el gesto, ni las miradas, ni el eco de su propia contradicción.

Se fue retirando con torpeza, escondiéndose detrás de papeles, de evasivas, de excusas. Hasta que un día, le dijo que no recordaba nada. Y luego, sin sostenerle la mirada, se disculpó por eso que “no recordaba”.

—Curioso—

La mujer, entonces, entendió que no hacía falta gritar para hacer temblar.

Ni denunciar para incomodar. Que a veces, la pluma afilada y la compostura valen más que cien megáfonos.

No lo nombró. No hizo escándalo. Pero lo dejó escrito.

Y aunque él jamás lo reconozca, su cuerpo lo supo. Porque después de una frase en un relato…cambió de imagen. Porque después de cada texto, cambiaba su forma de tratarla…

Y no solo él la leía. También lo hacían otros… 


Porque cuando una mujer escribe con dignidad, hasta el que no fue parte… se siente aludido.

 

Hoy, ella lo cuenta como quien cuenta una anécdota. Como quien limpia el polvo del recuerdo sin rencor. Ya no hay pena. Ya no hay deseo. Solo un aprendizaje con nombre invisible y una lección escrita con buena letra: "Nunca subestimes a una mujer que es tímida… y escribe".

Porque si se va en silencio, es porque ya sabe que su historia la va a contar ella. Y que él… solo será una línea más. Ni gloriosa, ni eterna. Solo… una línea más. Así que pasaste de ser persona a personaje. Un personaje, que con este último escrito, decido soterrar. 

 

Cuando al escribir ya nada duele, nada se te remueve por dentro, nada te importa, te sientes liberada y capaz de comenzar a escribir otro libro, con otra nueva historia, con otras nuevas vivencias, mejores o peores, pero nuevas…

Gracias por ser como fuiste hasta ese día...


29/03/2025 20:15

Nota: Aunque se publique el 31/03/2025, no está publicada de manera manual, sino programada a la hora que se finalizó el escrito que fue, la hora de arriba indicada.


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