sábado, 8 de marzo de 2025

"Feliz 8 de marzo: Lucha, equilibrio y respeto"

 

Parece que solo en los últimos tiempos se le ha dado más importancia al Día de la Mujer. Pero fue el 8 de marzo de 1908 cuando un grupo de trabajadoras textiles de la fábrica Cotton, en Nueva York, llevó a cabo una serie de manifestaciones en reclamo de mejoras laborales. Se declararon en huelga para conseguir una reducción de la jornada de trabajo. Desde ese instante, la lucha comenzó… 


Pero, tristemente, con el tiempo esta celebración se ha sacado de contexto.

Es justo defender nuestros derechos, la brecha salarial —que siempre ha existido y existirá—, y la dificultad que muchas enfrentamos para conciliar la vida laboral con la personal, como si nacer mujer fuese un pecado para la humanidad. Huelga decir que, cuando decides ser madre, las oportunidades de trabajo empiezan a escasear. Porque no puedes simplemente dejar a tu hijo enfermo en casa y hacer como si nada. ¿Qué clase de madre lo haría? Ninguna. Cuando decides ser madre, sabes que seguir creciendo profesionalmente será complicado y que las trabas no faltarán.

Festejar este día en el sentido de luchar por nuestros derechos me parece más que válido.

Lo triste es que, desde hace un tiempo, algunas mujeres han convertido esta fecha en una oportunidad para menospreciar a los hombres, metiéndolos a todos en el mismo saco, como si todos fueran maltratadores o abusadores. Y no, ni todos los hombres son iguales ni se debe celebrar el Día de la Mujer empoderándose de tal manera que se denigre al otro. Ni el hombre es más que la mujer, ni la mujer es más que el hombre. Nacimos para ser un equipo. Nos complementamos y nos necesitamos.

¿Qué mérito tiene nacer mujer o nacer hombre? Ninguno. Somos, por encima de todo, seres humanos con la capacidad de amar, de querer y de respetarnos, sin importar nuestro sexo.

Y ahora, alguna de esas “feminazis” pensará: “Pero nosotras podemos dar vida.” Cierto, y no te falta razón. Pero… ¿lo puedes hacer sola? ¿No necesitas el esperma de un hombre para lograrlo? O tal vez, como soy rubia, no me haya dado cuenta de que ahora somos hermafroditas sincrónicas y tenemos la habilidad de fecundarnos a nosotras mismas y, a la par, dar a luz.

Lo que quiero con este reclamo es que celebremos este día por nuestros derechos, sin pisar ni menospreciar a los hombres.

Feliz 8 de marzo a todas, trabajen fuera de casa o no, porque cada una escoge qué vida llevar. Trabajar fuera o dentro del hogar es una decisión personal y, por lo tanto, debe ser respetada. No por ello debe ser menospreciada.

Porque tengo para todos, ¿eh? Ahora… algún machista dirá: “Pero ser ama de casa no es trabajar.” ¡Claro! Qué bonito. Pero lo lamentable es que, sin darte cuenta, estás despreciando el trabajo que seguramente hizo tu madre: despertándose temprano para ponerte el desayuno antes de que fueras al colegio, al instituto o a la universidad. Porque en la lavadora no hay un chinito que se encarga de hacer el trabajo; lo hacía tu madre mientras tú te ibas a jugar al fútbol con tus amigos o de juerga cuando creciste. Porque tu ropa no tenía ni una arruga, porque tu madre, aún con dolor de riñones, te la planchaba. Porque siempre tenías comida en el plato, recién hecha. Porque cuando enfermabas, ella estaba a tu lado. Porque cuando estabas triste, te consolaba. Porque, quizás, más de una vez tuvo que hacer cábalas para llegar a fin de mes y que a ti no te faltara nada. Pero claro… eso no es trabajar.

Valdrá la pena celebrar este día cuando ya no haya nada por lo que luchar.

Con cariño, Ena.
08/03/2025 - 17:20

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