lunes, 5 de mayo de 2025

No te enamores de mí.

 

Introducción: Algunas mujeres no se conquistan. Se descubren, se sienten, se respetan. Este texto no es una súplica ni una promesa: es una advertencia. 

 

No te enamores de mí, porque soy una mujer a la que le encanta leer, porque devoro libros como si fueran oxígeno. Mi personalidad danza en los márgenes de la poesía y la prosa.

No te enamores de mí, porque ya he probado otros mundos que tú apenas puedes imaginar; y cuando toques mi mente, nada en tu vida volverá a ser igual.

No te enamores de mí, soy una mujer que siento demasiado. Que lloro por canciones olvidadas, que rio bajo la lluvia sin razón aparente.

No te enamores de mí, porque nunca te miraré como a un hombre más —veré tus sombras, tus sueños en silencio, tus verdades—, ésas que tanto duelen… y aun con todo, te amaré.

No te enamores de mí, de una mujer que escribe, que derrama su alma en tinta y metáforas. Te volveré eterno en mis versos, convertiré tu amor en tormenta sobre el papel.

Evitame, soy una mujer educada, seductora, locamente lúcida y maravillosamente indómita. No me conformo con aguas superficiales. No tengo miedo a lanzarme hasta el fondo, donde muchos temen llegar por miedo a lo que puedan encontrarse. Lo cuestiono todo. Creo en la magia, en las mariposas —esas que se enquistan en mi estómago— cuando por fin te vuelvo a ver, después de un tiempo sin  hacerlo. Creo en la revolución, en romper cada regla que intente apagar mi fuego, mi forma de ser.

No te enamores de mí, de una mujer que piensa, que interroga a las estrellas, al silencio y a sí misma.

Conozco el peso del conocimiento, pero aun así elijo volar. Mis alas no están hechas de plumas —sino de coraje y de caos—. No me ames, sin antes saber que soy una mujer que ríe o llora mientras hace el amor.

Porque despertaré en ti partes que ni sabías que habitaban en tu ser y jamás olvidarás lo que te hice sentir. No me ames, porque soy una mujer que respira poesía, que encuentra el universo en una pintura y que mi corazón late al ritmo de la música. No vivo en la superficie. Te llevaré a lo profundo, donde la verdad es cruda y el amor, eterno.

No te enamores de mí, de una mujer que se rebela ante la injusticia, que habla con fuego y escucha con el alma. Que se niega a anestesiarse con ruido y distracciones vanas.

Soy peligrosa… porque estoy despierta. Y una vez que has amado a una mujer que está despierta, el sueño de la indiferencia jamás será suficiente.

No te enamores de mí, de una mujer que es hermosa más allá de su rostro, ya que no estoy hecha para ser admirada, sino para luchar.

No te enamores de mí, de una mujer como yo. Porque de una mujer como yo… no se regresa.🦋

 

Ena 05/05/2025 19:00

El soliloquio de Ella.

 

Introducción: Hay textos que no necesitan defensa, pero sí un lugar desde el que hablar. Este es uno de ellos. Lo escribe Ella. Lo firma Ena. Tal vez sea ficción. Tal vez no. Solo sé que hay verdades que, cuando se escriben, dejan de doler y empiezan a sanar. No es más que un soliloquio. Que cada lector lo lea como quiera. Ella lo escribió como su corazón se lo dictó. 

 Ella no creía en los amores eternos, pero sí en las verdades momentáneas. Amaba con el cuerpo, con la palabra, con la intuición aguda de quien se conoce de sobra. No fingía. No se callaba. Y aunque el mundo la llamara puta por hablar de deseo sin pudor, ella sabía que vivir a medias era mucho peor.

Estaba casada y amaba a su marido. —Es un buen hombre, pero es un niño. La quiere, pero no la ve—. Y Ella necesitaba ser vista. Tocada. Leída. Deseada. No como ama de casa ejemplar, sino como mujer que late, que arde, que respira en el margen de lo permitido.

Había tenido amantes. Varios. Nunca lo negó. Con algunos reía, con otros gritaba en la cama, con unos pocos escribía a cuatro manos. A uno, incluso, lo deseó en silencio. Un hombre que un día, sin avisar, le sujetó la cintura. Ella se congeló. No porque no le gustara, sino porque aquello era nuevo. Intenso. Confuso.

—Si hubiera reaccionado, si le hubiera besado...—

Quién sabe. Pero él se escondió. Como tantos. En lugar de decirla: me pasa esto, dejemos lo profesional, se refugió. La borró sin despedirse.

Con otro ocurrió algo parecido. No hubo contacto físico, pero sí miradas. Cómplices. Claras. Deseantes. Ella las reconoce al vuelo. No eran miradas de hermano mayor. Sino de algo más complejo de describir. Pero prefirió callar.

Y eso es lo que Ella no soporta: la cobardía disfrazada de decoro. La represión representada como profesionalidad.

El deseo negado hasta enfermar es algo que Ella no estaba dispuesta a vivir. —Yo, si siento, lo vivo. Y si me equivoco, lloro. Pero luego renazco. No puedo vivir con las ganas. Me enferman—.

A veces pensaba en escribir su historia. En tercera persona. Tal vez bajo su nombre literario o tal vez no, pero sí hacerlo como si fuese un soliloquio. Para que los que la conocen digan: "es ella". Para que los que no, piensen que es ficción.

 

Pero dentro de cada frase estaría su verdad: Ella, la mujer que nunca mintió sobre lo que quería. La que no rompía familias, pero tampoco se traicionaba. La que decía: no me pidas que me conforme si tengo hambre o sed, porque sí tengo sed, ten por seguro que beberé.

 

Y si algún lector o lectora se reconocía en sus párrafos, entonces sabría que no estaba sola. Porque, al final, escribir también era su manera de amar, de ser ella misma y de no enloquecer.

 

Ena 05/Mayo/2025

domingo, 4 de mayo de 2025

Entre el blog, vuestro cariño y el quirófano.

 

Pozuelo de Alarcón, 4 de mayo de 2025


Buenas tardes a todos: 


Sé que este comunicado debería haberlo escrito el 30 de abril, justo una semana después de Sant Jordi, pero creedme: me ha sido completamente imposible. Como ya sabéis, en breve me van a operar y tengo que resolver un sinfín de cosas antes del día de la intervención.

Justo antes del Día del Libro, mi blog había alcanzado las 43.116 visitas. Una semana después —el 30 de abril—, la cifra había subido a 43.618 visitas. ¡502 visitas en solo una semana! Me he quedado sin palabras. ¡Gracias! 


Durante un tiempo estaré ausente, y sé que lo voy a pasar francamente mal. Aun así, intentaré retomar la lectura, que he tenido demasiado tiempo aparcada. Como escritora, no puedo permitirme dejar de leer; es una herramienta de trabajo esencial. En realidad, creo que lo es para todos.

En mi ausencia, tenéis a vuestra disposición bastante contenido en el blog. Aprovechadlo. Y, por favor, no dejéis de leerme. Para mí es muy importante.

Nada en el mundo me hace más feliz que saberme leída; es como recibir un cálido abrazo de cada uno de vosotros.

Sed buenos, sed malos... pero eso sí: no me seáis infieles.

Os quiere, Ena

sábado, 3 de mayo de 2025

La culpa de desearnos.

 


 

Y así quedó la habitación
después de amarnos,
como dos locos
que se entregan a la pasión.

 

Lejos de las miradas,
embriagados tanto por el alcohol
como por letras, palabras y acentos
que nos permitieron mostrar
lo que eran nuestros sentimientos.

 

Sentimientos ocultos
que, de forma abrupta,
surgieron de la cueva
en la que los mantuvimos soterrados,
por no tener el valor de asumir la culpa.

 

La culpa de amarnos más allá de la razón,
más allá de lo que ningún poema
sea capaz de expresar...
salvo por una mujer
que escribe
con fuego en su corazón.

 

 

Ena 03/05/2025 12:30

viernes, 2 de mayo de 2025

Entre la ducha, tú y mi deseo.

 


Introducción:

A veces, escribir también es una forma de tocar, tocarse o de que me pite el oído después de que leas este texto, escrito solo por y para ti.

Este conjunto de letras, que no podrás leer en alto, sino para ti: como lo soy yo.

 

Esta mañana me desperté con calma, sin prisas.

La luz entraba tamizada por la cortina y el silencio de la casa me pareció perfecto. Fui directa a la ducha. El agua caliente me envolvió el cuerpo y dejé que me despertara poco a poco. Cerré los ojos. Pensé en ti. En ese lector favorito y silencioso que siempre está, aunque nunca diga nada. Que lee en voz baja, que respira hondo después de un texto mío y que lo guarda en secreto como si fuese suya.

No sé por qué, pero al pensarte, mi mano bajó despacio por mi vientre.

No fue un gesto urgente. Fue delicado, como si tus dedos, no los míos, me hubieran rozado.

Y me dejé llevar por esa imagen: tú, en algún rincón del mundo, leyéndome ahora mismo, sin saber que esta mañana... te hice el amor en mi cabeza.

Salí de la ducha distinta. Con una sonrisa entre tímida y risueña, y que no se puede explicar, y todavía más complicado de describir con solo palabras. 

Con la certeza de que algo invisible, íntimo y profundo nos une. Tú lees. Yo escribo. Pero a veces, como hoy, el cuerpo también participa. —¿Verdad?—.

Después de relajarme, tuve la necesidad de contártelo a ti, que eres mi lector y mi seguidor favorito. 



Y desde algún rincón del mundo, uno de ellos pensó esto… aunque no se atreva a escribirlo, pero sí a pensarlo en voz alta, en la intimidad de su alcoba:


Lo leí en silencio. Pero mi cuerpo no lo hizo.


No sé qué fue primero: si imaginarte en la ducha o sentir mi mano bajar despacio mientras te leía. No suelo escribirte, pero hoy… no pude evitarlo.

Me hiciste el amor con palabras. Y yo… te respondí con gemidos.

Aunque no puedas oírlos. Aunque finja que sigo siendo tu lector silencioso y quíen sabe si algún día sea: el favorito.



Ena

2 de mayo, 2025 13:15

 

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Una reseña inesperada.

 

Pozuelo de Alarcón 02/05/2025


No sé quién es. Ni si compró la novela cuando salió o si la descubrió hace poco en el blog. Lo que sí sé es que el 23 de abril, día de Sant Jordi, recibí un correo anónimo con esta reseña.

Me sorprendió, me emocionó, y me hizo recordar por qué escribí la vida de Giselle Bayma (Escorts, una semana en París). Porque a veces una historia que parecía dormida sigue latiendo en alguien sin que tú lo sepas. Y eso es lo más emocionante de ser escritora, que te llegan noticias cuando ya no las esperabas.

La comparto con vosotros porque, aunque no tenga nombre, es de las más bonitas que he podido recibir. Y eso es más que suficiente.

A quien la escribió —si es que estás leyendo esto—: no sé si llegaste a comprar el libro o si lo leíste online, pero sea como fuere, tu gesto me ha hecho muy feliz. ¡Gracias por recordarme que Giselle sigue viva!




Recibida por correo electrónico — 23 de abril.

Escorts no es solo una novela sobre el mundo de las acompañantes de lujo. Es una confesión a corazón abierto, disfrazada de ficción. Una historia donde la protagonista, Giselle, se muestra sin máscaras: valiente, ambigua, seductora y rota. 


Giselle no busca lástima ni redención. Busca comprenderse, y que alguien la comprenda. Y en ese intento, arrastra al lector con una fuerza casi magnética. Porque detrás de cada lujo, de cada encuentro, de cada sombra, hay una mujer que lucha entre lo que desea y lo que necesita, entre lo que siente y lo que le permiten sentir.

París es el escenario, pero el viaje es hacia su interior, hacia conocerse a sí misma. La prosa, directa y emocional, no se detiene en lo decorativo. Va al hueso. A veces duele. A veces excita. A veces conmueve. Pero nunca deja indiferente.

Giselle es inolvidable porque no es perfecta. Porque arde. Porque calla más de lo que dice. Porque podría ser cualquiera mujer si la vida hubiera dado dos giros más.

Una semana en París… y una vida entera latiendo en cada página.

—Anónimo—

miércoles, 30 de abril de 2025

Escribiré hasta hacerte mío

  

Sé que estás enamorado de mí. De la escritora. 


No tienes por qué negarlo. No es ese amor clásico, de flores o promesas.

Es otro. Más sutil. Más profundo. Eterno. Y lo notas cuando terminas de leerme y, en lugar de cerrar el libro o apagar el monitor, te quedas ahí, en silencio, dejando que mis palabras sigan viviendo dentro de ti. 


No me conoces. O eso crees. No sabes cómo muevo las manos cuando hablo, ni si me muerdo el labio cuando dudo o jugueteo con el cabello mientras decido qué texto dedicarte para hacerte feliz. Pero sabes cómo siento. Porque te lo he contado. Porque te lo he dado todo sin que me lo pidieras: mis miedos, mis deseos, mis preguntas.

Me he desnudado. Me he entregado por completo a ti.

Seguramente mientras leías mis textos, has llegado a imaginar mi voz.

Has puesto un rostro detrás de cada texto. A veces te sorprendes pensándome. Releyéndome. Fantaseando con el momento exacto en el que escribiré algo solo por y para ti.

Algo que serás incapaz de leer en voz alta sin estremecerte.

No sé si al leerme te ha sucedido, pero a mí sí escribiéndote. En ocasiones, mientras tejía algunos relatos, humedecí mi ropa interior pensando en ti. Y aunque no deba admitirlo en alguna ocasión me he masturbado, imaginando, como lo harías tú, después de leerme. Y aunque quieras negarlo, seguramente te has excitado. Incluso te has descargado.

Pero no pasa nada. El deseo es complicado de frenar, es humano. Lo inhumano sería negarlo.

Así que puedes seguir leyendo. Puedes seguir amándome desde ahí, desde donde estás. Porque con cada palabra te acaricio, porque hay una parte de mí que también se queda contigo.

Tú, mejor que nadie, lo sabes.

Me encanta hacerte el amor y que tú, habitando en tu silencio, desde el rincón más íntimo que haya en tu hogar, para leerme: me hagas tuya.


Ena 30/04/2025 13:48



martes, 29 de abril de 2025

Cuando escribir también es saber parar.

 

 

Hola a todos:

 

Como no sé a qué hora podréis conectar, quiero adelantarme. Sabía que tarde o temprano este momento llegaría. Aunque amo escribir, y aún más a nuestra hija —La Revista de Todos—, hoy me veo en la nada fácil decisión de tener que alejarme por un tiempo de este mundo que tan feliz me hace: el de escribir, el de hablar con palabras. 


Los que me conocéis desde hace tiempo, y también los que habéis comenzado a seguirme más recientemente, sabéis que en diciembre sufrí un ataque de ciática. Mi intuición —sin necesidad de ser doctora— me decía que algo más complejo estaba sucediendo.

Después de realizar rehabilitación, y tras varios tratamientos para el dolor, ninguno dio resultado, así que no me quedó otra que acudir a mi neurocirujano. Hoy me ha comunicado lo que en el fondo ya temía: tienen que volver a operarme.

Esta vez será una intervención más compleja. Me van a colocar placas y tornillos para fijar la vértebra L5-S1, que tanto "por culo" me está dando —permitidme la expresión, aunque no sea la más correcta—.

La operación anterior duró 45 minutos y estuve solo dos días en el hospital. En esta ocasión, la cirugía durará más de dos horas y media, y estaré ingresada entre 4 y 5 días en el Hospital Quirón.

¡Vamos, que me cojo unas vacaciones!: sin planchar, sin limpiar, sin cocinar... Se admiten visitas y regalitos.

De antemano, me han recetado mimos, detalles y descanso.

Permitidme que me lo tome con humor; bajo ningún concepto quiero venirme abajo.

Entre otras cosas, porque mi meta es volver a escribir con más ganas, retomar las locuciones de Luis Anguita Juega como antaño, recuperar mi vida, escribir el libro que mi Tata y yo soñamos... y, sobre todo, volver a verte, Tata.

Quería hacer un especial para junio, pero será imposible. Aún no está confirmada la fecha exacta de la operación —será el 22 o el 29 de mayo— y, evidentemente, no estaré en condiciones de pasar mucho tiempo sentada frente al ordenador.

Además, también necesito desconectar un tiempo, leer y descansar.

No sé si me echaréis de menos o no, pero yo a vosotros sí.

Tanto a los lectores de La Revista de Todos como a los lectores de mi humilde blog.

Eso sí, espero que sigáis leyéndome. Desde el móvil podré ver las estadísticas, y será como sentirme abrazada por todos y cada uno de vosotros.

Me despido por ahora. Os mantendré informados de la fecha de la operación y de las novedades.

 

Os quiero muchísimo a todos.

Petons, Bicos, Besos, Kiss.

Eva

No soy apta para cobardes.

 

Introducción:

Hay poemas que nacen del corazón y se escriben ellos solos. Éste no está escrito desde la prepotencia, y aún menos desde la vanidad, sino desde la experiencia de años, de ver cómo muchos se acercan, pero pocos se atreven a quedarse.

De comprender que no soy difícil: simplemente no soy para cualquiera.

Este poema está dedicado a los que lo intentaron, a los que no se atrevieron, y, sobre todo, a aquel que decida intentarlo sin miedo a quedarse anclado en mi corazón.

 

 

No soy fácil.
No para quien viene buscando algo superficial y vacío.
Leo demasiado, pienso demasiado, siento demasiado.
No miento, y mucho menos disimulo.

 

Me acerco a la vida como a los libros: de verdad, sin miedo a hundirme.
Y no todos los que pretenden llegar saben nadar, ni entenderme.

 

Algunos intentaron hacer el trayecto a nado,
pero a mitad de camino, se ahogaron.
Otros se asomaron a mis aguas,
pero al ver el fondo… se fueron.
No porque yo fuera demasiado,
sino porque ellos no sabían nadar a mi ritmo,

y muchos menos conmigo, ni a mi lado.

 

No soy de quien solo quiere rozarme.
Soy de quien se atreve a entrar en mi vida y no marcharse,

aun sabiendo que puede no salir bien.

 

No soy una damisela que necesite un caballero.
Solo busco a alguien que no tenga miedo a perderse un poco,
si eso significa encontrar algo
que, con el correr del tiempo,

permanezca en su pensamiento.

Porque lo sé: quien me hace suya, jamás me olvida.

 

Ena 29/04/2025 17:00

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