viernes, 29 de noviembre de 2024
Locución. Último capítulo.
Escorts, una semana en París. Escorts, la novela.
Puedo intuir la expresión de tu rostro ante esta pregunta, en la que inconscientemente, mientras que me lees, asientes con la cabeza. Pero da igual, yo no te voy a juzgar. ¡Faltaría más!
—Nota—
martes, 26 de noviembre de 2024
Operación... "Bolita de Navidad"
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El problema es cuando entro en la cafetería y observo que está adornado con motivos de Navidad. Y para vosotros será algo normal, pero para mí no… y en unas cuantas líneas entenderéis el por qué.
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Me siento, viene la camarera, pido la comida, me la traen y el pulso cada vez se me acelera más.
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Si, lo confieso, soy cleptómana de bolitas de Navidad desde que una compañera mía del instituto y yo con la tontería de decirnos la una a la otra.
Me relajo, empiezo a otear mi propio Instagram y me doy cuenta de que en el año 2021, aparece la foto de una bolita que robé un día en el que un amigo me invitó a cenar y éste conocedor de mis “tradiciones” se convierte en unos instantes en mi cómplice.
—Si queréis ser mis amig@s tenéis que saber que tendréis que pasar tarde o temprano por esta prueba para ganaros mi confianza—
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Sigo observando las fotos y en el 2023 aparece la foto de una bolita que robé un día en el que aprovechando que tenía que llevar unos documentos de mi padre al Hospital Puerta de Hierro, de nuevo, y como es normal en estas fechas otro arbolito de Navidad aparece delante de mis narices.
Este año he decido que sea en una clínica donde logre, un año más, hacer mi "tradición" realidad.
Y sólo tengo tres oportunidades el 2, el 20 y el 23 de diciembre para poderlo conseguir, que aunque realmente no tengo que ir al médico, he pedido cita, para así tener esa oportunidad, de llevar a cabo la "Operación... Bolita de Navidad".
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Al salir de la cafetería donde he comido, mis pasos, me dirigen una vez más a la biblioteca.
Tengo la imperiosa necesidad de leer algo distinto, fuera de lo que normalmente suelo leer.
Como espero que haya marcado este relato tu vida.
Espero que os hayáis divertido leyéndolo como yo… ¿escribiéndolo o siendo protagonista del mismo?
Sea como fuere, ser felices y no olvidéis que el próximo viernes será el último capítulo de la vida de Giselle que podréis leer y escuchar a la vez.
Feliz día…
Eva Mª Maisanava Trobo 26/11/2024 20:06
lunes, 25 de noviembre de 2024
Genial Imagen por Don Manuel MEJÍA SÁNCHEZ-CAMBRONERO
Este
mundo, siempre he dicho que es de oropel, pero, sin embargo, en ocasiones, te
encuentras con situaciones que te hacen ruborizar, pero que sin duda alguna te
llenan de felicidad.
Don Manuel Mejía Sánchez-Cambronero, un gran poeta de Ciudad Real, al ver este montaje que había hecho con mi foto, me escribió este poema.
Y aunque aquí solamente público cosas mías. Pero... cuando, un admirador, de repente te manda esto, pues estoy que no estoy...
¡Vaya! Que me alegra saber, que, a mi edad, todavía tengo mi público.
Tenía
que compartirlo con vosotros, porque todavía.. aunque "pocos" quedan “caballeros”.
¡Gracias,
Don Manuel! Ya se las di en su día, pero como sé que me sigue lo hago también
ahora.
Espero
que a vosotros os guste, porque yo sin lugar a duda, me he enamorado de su buena
péñola.
Y es que, ¡sí!, a los que escribimos no se nos conquista con un cuerpo espectacular; sino que lo consigue un hombre con la cabeza bien amueblada, con buena retórica y sobre todo… con una excelente educación y un mejor saber estar. Y si encima disfruta leyendo lo que nosotros escribimos, ya tiene un gran porcentaje ganado a su favor.
Esta
imagen tan preciosa
donde
está la torre Eiffell,
y
de ese fondo tu rostro
con
claror se deja ver
salpicado de burbujas
y
con esa candidez
que
nace de esa mirada
penetrante
de tu ser,
que
lo va diciendo todo
con
su brillante mudez,
que
no precisa palabras
para dárnoslo a entender.
La
estampa habla por sí sola
y
cuanto en ella se ve
forma
parte del embrujo
que
envuelve el hoy y el ayer;
y
que a la vista la arrastra
sin poderla detener nadie,
porque su atracción
tiene un fuerte no sé qué…
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Manuel MEJÍA
SÁNCHEZ-CAMBRONERO
A
Eva María Maisanava Trobo, con afecto…
domingo, 24 de noviembre de 2024
Deja de escribir y haz algo de provecho.
Buenos días, tardes, o noches;
Siempre,
durante toda mi vida, he tenido que enfrentarme a esta frase que decidí que diese
título al relato —¡Deja de escribir y
haz algo de provecho!—, frase que mis padres, parejas —que se fueron
de mi vida porque decidí no dejar de escribir—, amigos, muchas personas, que
piensan que escribir no sirve para nada. Mi pregunta es: ¿Lo sirve el hacer una
carrera que en el gran porcentaje de ocasiones no te da de comer y te obliga a
ejercer otra profesión para la que no te has formado?, ¿lo sirve estar años estudiando
medicina y seguir día a día formándote, para cobrar, en los mejores casos un
sueldo que no llega a los dos mil euros limpios, esto, sin tener que estar de una
clínica a otra?, y un sinfín de preguntas que a modo de acufenos martillean mis
oídos.
Y tal vez si me baso en el tema monetario, seguramente tenga que darles la razón y callarme la boca; ahora bien, si me baso en lo que
la literatura, me aporta y aporta al lector, en lo que siento y siente el
lector; entonces… hay es cuando comienzo de nuevo a discrepar.
Escribir es mucho más que intentar, con palabras, formar
frases más o menos coherentes; escribir, es dar voz a
mucha gente donde en cada relato se sientan identificados.
Una vez me preguntaron:
Eva, ¿qué es un libro? —Analizar bien la respuesta,
porque fue escueta, pero… sincera.
Contesté: Un libro es algo más que un conjunto de palabras, cubiertas de una atractiva portada, son sentimientos, jirones que salen
del alma.
Muchos de nosotros que consumimos literatura, de un
género u otro, eso da igual. Cada uno tiene sus gustos y como tal se han de
respetar, infravaloramos el trabajo que hay detrás.
Yo, que llevo años, dedicándome a escribir, me he
dado cuenta de que jamás se puede faltar el respeto a quién intenta de la mejor
manera que sabe, crear, esa historia que te erizará la piel en algunas ocasiones,
en otras te hará llorar y en otras, te hará pensar…
Todo el mudo lee, pero no todos saben cómo hacerlo. Seguramente
como lector en algún momento dado hayas interpelado para tus adentros..., ¡yo!, esto
lo hubiese escrito así. Mi pregunta es… ¿Por qué no lo haces tú?, porque no te
encierras en una habitación, dejando, en muchas ocasiones tu vida privada, abriéndote
en canal, escribiendo una historia, que no siempre verá la luz y en el mejor de
los casos, si lo hace, te cueste luego venderla.
¿En serio, que escribir, no es hacer algo de
provecho?
En fin, después de estas frases, que como siempre quién
las lea, interpretará a su manera, os dejo el relato que escribí en su día y
del que a la fecha sigue siendo ese relato que marca y te hace pensar, como
todo lo que escribo.
Con cariño, Eva
24/11/2024 20:48
—¡Deja de escribir y haz algo de provecho!—, me decían día, tras día.
viernes, 22 de noviembre de 2024
Comunicado. No me leas, siénteme.
Buenas
días, tardes o noches, porque como ya sabéis no sé a qué hora sacáis tiempo de
vuestras vidas, para otear el blog.
Aprovecho a pedir a todos los lectores de la novela "No me leas, siénteme", a que leáis de nuevo capítulo a capítulo, ya que con estos tres nuevos que he subido, os habrá dejado un poco descolocados.
Ya
solamente queda un capítulo, de lo que tengo escrito y que subiré, el próximo viernes; que coincidirá
con el último de la apasionante vida de Giselle y que a estas altura espero que
tengáis claro el mensaje que capítulo a capítulo, desde su punto de vista os ha
querido dar a entender. El más importante el de no “Juzgar”.
A
partir del próximo viernes ya no habrá más capítulos, porque todo lo que habéis
leído ahora lo escribí a ratos mientras me sobraba un pequeño tiempo en la hora de la
comida, cuando estaba trabajando en 2019. Aunque más que comer, mal comía, porque la
necesidad de escribir me alimentaba más que cualquier alimento.
¿Cuándo
terminaré? Ni idea.
Llevo una época en la que no me encuentro bien “como mujer” y no me gusta escribir desde el despecho o la rabia. Dejaré pasar un tiempo hasta que mis “heridas sanen” y entonces me centraré. Mientras… iré a visitar tanto el Museo del Romanticismo como el Museo de Cerralbo, que tanto me gustan. Además llevo años sin visitar el Museo del Prado y creo que ya es hora de que me pierda entre tanta belleza pictórica y... ¡Sí!, lo confieso, me compraré algún detallito. Ya que no me hacen regalos, pues me los auto regalo. Se tenía que decir y se dijo.
Hasta
que llegue ese día, tenéis, desde el 2012 que abrí el blog, mucho por leer.
Nunca
he querido corregir nada de lo escrito, aunque obviamente está para corregir,
pero no lo hago por un motivo personal, aunque quizás no compartáis. En su día
pensaba, sentía y vibraba, de esa manera. Si los modifico, ya no tendrían la autenticidad que ahora
tienen.
No
sé si me explico, pero usando una comparativa un tanto fuera de lugar, es como
cuando terminas una relación, no vas a tirar los regalos o borrar las fotos de
esa persona —que durante “X” tiempo— te hizo feliz. Al igual que tampoco borro
ningún “relato/poema” de los que uso para expresar lo que siento, porque de no
ser así, en persona… no podría. Han sido sentimientos que he tenido y por lo
tanto aquí se quedan ya que no me avergüenzo de ellos.
Con
cariño, Eva.