Soy
esa hija que, aun siendo rebelde, apenas dio problemas. Y eso hace que ahora me
cueste desconectar, descansar, y hasta pedir ayuda.
Me
cuesta cada vez más expresar mis emociones si no es escribiendo, porque desde
muy niña aprendí a callar y a ignorar lo que mis ojos veían, aunque fueran
imágenes dantescas para una niña.
Soy
esa hija que fue demasiado responsable y madura para su edad. Por desgracia,
aprendí a estar alerta la mayor parte de mi vida, calmando los miedos de
personas adultas.
Y debido a eso, ahora —la mayor parte del tiempo— necesito tenerlo todo bajo control. Con los años he terminado por asumir como normal vivir siempre cansada, preocupada, estresada y en alerta.
Hoy quiero abrazar a mi niña interior.
Sin permitir que absolutamente nadie vuelva a hacerle daño.
Por eso quiero cuidarla, protegerla y pedirle que me perdone,
porque lamento mucho todo lo que pasó y todo lo que tuvo que vivir... cuando lo
único que debía hacer era jugar, y no —como hizo la mitad de su infancia—
llorar.
Ena 21/04/2023 15:42
2 comentarios:
Percibo una explosión de letras haciendo catarsis. Sano y necesario proceso para seguir avanzando no sólo en el arte de las letras sino en la vida misma. Felicidades mi estimada Eva.
Muchas gracias por tu comentario, Holly. Pero no es el caso. No se trata de hacer catarsis, ni mucho menos, sino contar algo que me apetecía.
Publicar un comentario
Muchas gracias por dejar tu comentario. Para mí es muy importante.