Introducción:
Este
texto no es una confesión, ni una provocación. Es la constatación de algo que
siempre supe. A veces, una mujer no necesita tocar para quedarse en la piel.
Y a veces, hay hombres que lo sienten… aunque nunca lo digan. Porque ellos también tienen memoria. Y aunque callen, yo ya lo sabía. Lo supe desde el primer silencio. Lo confirmé en cada gesto.
Este texto está escrito para aquellos que
se sintieron tocados sin haber sido rozados.
Y
que, aún sin cruzar palabra, me oyeron más fuerte que a nadie.
Sé
que os sentisteis atraídos por mí.
Uno por algunas cosas.
El otro… por otras.
Pero ninguno de los dos tuvo el valor de decirme nada.
Y,
sin embargo,
yo lo supe todo
desde el primer momento.
Supe
leer vuestros gestos, vuestras pausas,
la forma en que bajabais la voz,
el modo en que alargabais los silencios,
cómo os erguíais cuando entraba en la sala,
y esa torpeza súbita cuando os quedabais solos conmigo.
Sé
que algo os removía.
Y
lo más curioso de todo,
es que no tuve que deciros nada.
Ni una insinuación.
Ni una propuesta.
Ni una cita.
Fui
la que os hizo el amor sin tener que tocaros.
La que os desnudó con tan solo palabras.
Y
ese tipo de mujeres,
no se olvidan fácilmente.
Ni aunque se intente.
Ni aunque se finja.
Ni aunque se ame a otra.
Porque
yo no estuve en vuestros cuerpos…
estuve en vuestra mente.
Y
aunque queráis extirparme:
lo
seguiré estando.
Ena
15/04/2025 17:15
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Muchas gracias por dejar tu comentario. Para mí es muy importante.